Manual Washington® de cuidados intensivos
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M A N E J O D E L C H O Q U E
cardiaca y pulmonar. Las mejoras tecnológicas han hecho que esta técnica sea más accesible y su uso se ha incrementado de manera drástica en los últimos años, en especial en pacientes con choque cardiogénico refractario o paro circulatorio. La OMEC incluye el uso de una bomba centrífuga para impulsar la sangre del sistema venoso del paciente a través de un sistema oxigenador de membrana externalizado, que regresa posteriormente la sangre al sistema arterial del paciente. La OMEC venoarterial (VA) es la configuración utilizada para el choque cardiogénico. Para la OMEC periférica, los sitios de canalización son típicamente la arteria y vena femorales, o la vena yugular interna. La OMEC central requiere una esternotomía parcial con colocación del catéter venoso en la aurícula derecha o vena cava y canalización arterial en la aorta. Además de ayudar con el intercambio de gases, la OMEC-VA puede mejorar el gasto cardiaco y, por lo general, proporciona hasta 5 L/min de apoyo. Las ventajas de la OMEC sobre otros dispositivos de asistencia temporales incluyen la capacidad para oxigenar la sangre en estados hipoxémicos y proporcionar apoyo a los ventrículos izquierdo y derecho. La OMEC periférica se puede colocar junto a la cama del paciente, lo que la hace útil en casos de paro circulatorio. Las complicaciones incluyen riesgo de isquemia en extremidades, sangrado y hemólisis. Las guías para la reanimación cardiopulmonar de la American Heart Association establecen que la OMEC es una opción razonable y sus beneficios sobrepasan al riesgo en el contexto de un paro cardiaco o choque debido a una afección potencialmente reversible, como una miocar- ditis. Es importante destacar que el circuito de la OMEC-VA hace un “ bypass ” al corazón y, por lo tanto, la introducción de sangre oxigenada hacia la aorta ascendente conduce a un aumento de la poscarga en el VI. El aumento de la poscarga impide una eyección eficiente del VI, que lleva al estancamiento de sangre en el ventrículo y presiones de llenado altas del VI, lo que puede conducir a la formación de trombos y edema pulmonar, respectivamente. Como resultado, puede ser necesario descargar el VI con una “ventila”. Dicha ventila del VI se puede colocar de forma percutánea, como un Impella™, o quirúrgicamente a través de una cánula central a la aurícula izquierda o VI. El uso de una ventila para el VI es crítico cuando la contractilidad y pulsatilidad propias del VI se encuentran de manera significativa reducidas (p. ej., la válvula aórtica está casi cerrada). CONC LUS I ONES • El choque cardiogénico es una condición que se presenta como consecuencia de una disfunción cardiaca profunda, que lleva a hipoperfusión orgánica multisistémica. • La causa más común de choque cardiogénico es una lesión cardiaca significativa en el contexto de un IAM. • La mortalidad sigue siendo elevada en la fase aguda del choque, y el diagnóstico temprano y el tratamiento apropiado son fundamentales para mejorar las probabili- dades de supervivencia. • Se requiere un ecocardiograma junto a la cama del paciente tan pronto como sea posi- ble para evaluar en busca de las complicaciones mecánicas que resultan en choque, como una anormalidad valvular aguda, rotura de la pared libre, defecto septal ventricular (DSV) agudo, taponamiento cardiaco, etc., que requieren evaluación quirúrgica de emergencia. • El uso temprano de ICP en el IAMmejora los desenlaces clínicos; por lo tanto, se requiere un diagnóstico rápido y referencia para cateterización del lado izquierdo del corazón. • El manejo óptimo requiere la identificación temprana y el tratamiento médico agre- sivo con vasopresores e inotrópicos. • Existen casos especiales de choque cardiogénico con estrategias de tratamiento defi- nidas, como: • Infarto del VD: reanimación con líquidos, marcapasos transvenoso. AMPLE
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