Lilly-Cardiología, 7ed
El electrocardiograma 101
Las ondas Q patológicas se desarrollan en las derivaciones adyacentes al tejido infartado, puesto que el músculo necró- ticonoproduce fuerzas eléctricas (Fig. 4-22). Esto trae consigo un desequilibrio en el que las fuerzas eléctricas generadas por otras regiones del miocardio saludable enfrentan una ausen- cia anormal de oposición. Así, el electrodo del ECG ubicado sobre la región infartada detecta corrientes eléctricas prove- nientes del tejido saludable en las zonas opuestas del ven‑ trículo, que se alejan del infarto y el electrodo de registro, por lo que inscriben una deflexión negativa. Las ondas Q son una evidencia permanente del infarto agudo de miocar- dio con elevación del segmento ST (IAMcEST); sólo rara vez desaparecen transcurrido el tiempo. Obsérvese en la Tabla 4-4 que en el caso de un infarto de la pared posterior del miocardio ( véase Fig. 4-23A) no se evidencian ondas Q patológicas en el ECG. Puesto que los electrodos estándar no suelen colocarse sobre la región de la espalda del paciente adyacente a la pared posterior, debe dependerse de otras derivaciones para identificar de modo indirecto la presencia de un infarto de este tipo. Las derivaciones precordiales V 1 y V 2 , que se ubican justo en el sitio opuesto a la pared posterior, obtienen un registro con- trario al que se conseguiría con derivaciones colocadas en la espalda. Por lo tanto, las ondas R más altas que lo normal en las derivaciones V 1 y V 2 son el equivalente a las ondas Q patológicas para el diagnóstico de un infarto de miocar- dio (IM) de la pared posterior. Puede recordarse que la HVD también induce ondas R altas en las derivaciones V 1 y V 2 . Sin embargo, estas condiciones pueden distinguirse el hecho de que la HVD induce una desviación del eje a la derecha, la cual no es una característica del IM de la pared posterior. Es importante señalar que si una onda Q aparece sólo en una derivación del ECG, ésta no es diagnóstica de un infarto. Las ondas Q patológicas deben aparecer en los gru- pos de derivaciones que se mencionan en la Tabla 4-4 y la Figura 4-23. Por ejemplo, si existe una onda Q patológica en la derivación III pero no en las derivaciones II o aVF es pro- bable que no revele un infarto. De igual manera, las ondas Q se descartan en la derivación aVR, ya que las fuerzas eléc- tricas por lo regular se alejan del brazo derecho. Por último, en presencia de un BRIHH, las ondas Q no suelen ser útiles para el diagnóstico del IM debido al patrón con alteracio‑ nes intensas de la despolarización en esa afección.
aVL
VI
VD
1
aVL
2
aVL
3
aVL
4
Onda Q patológica
A lteraciones del segmento ST y la onda T Isquemia miocárdica transitoria derivación aVL, que sobreyace a un infarto de la pared lateral ( región con sombra oscura ). Se registra una onda Q patológica debido a que el músculo necrótico no genera fuerzas eléctricas; en vez de esto, en el momento en que la pared lateral tendría que despolarizarse (recuadro 3 ), la activación del músculo sano en el lado opuesto del corazón no encuentra oposición, de manera que las fuerzas netas se alejan de aVL. La onda R terminal que se registra en aVL corresponde a la despolarización del miocardio viable remanente más allá de la zona del infarto. SAMPLE Entre las alteraciones más importantes del segmento ST y la onda T están las relacionadas con la arteriopatía coro- naria. Puesto que la repolarización ventricular es muy sensible a la perfusión del miocardio, las desviaciones reversibles del segmento ST y la onda T (por lo general depresión del segmento ST o inversión de la onda T) son comunes durante episodios de isquemia miocárdica tran- sitoria, según se explica en el Capítulo 6. FIGURA 4-22. Secuencia de despolarización registrada en la
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