DiGiovanna.Osteopatía_4ed

SECCIÓN I

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Aspectos básicos de la medicina osteopática

4. “El cuerpo tiene la capacidad inherente para defenderse y restaurarse a sí mismo”. Es sorprendente que la enfermedad no se presente con mayor frecuencia debido al entorno de patógenos, irritantes y sustancias tóxicas en el que vivimos. Las pri- meras líneas de defensa reconocidas con frecuencia son la piel y las mucosas. Algunos patógenos e irritantes en- tran por los portales del sistema respiratorio, la nariz y la boca. Según el tamaño, algunos son atrapados en los vellos y otros se disuelven en el moco o la saliva, se deglu- ten y después se desnaturalizan por el pH bajo del medio gástrico. Una vez que se traspasan estas barreras o se tor- nan ineficaces, los elementos del sistema inmune celu- lar y humoral deben proteger al cuerpo de los invasores presentes y futuros. Los mecanismos de defensa trabajan de manera constante para proteger al cuerpo, ya que en- tra en contacto con miles de microorganismos a diario. En ocasiones, el cuerpo encapsula una región para ais- lar una infección y en otros casos reacciona con rapidez para desnaturalizar o eliminar al invasor. La temperatura corporal, regulada por el sistema nervioso central, puede aumentar en forma drástica en respuesta a la presencia de patógenos. La fiebre común, un síntoma que la medi- cina más tradicional consideró como un motivo de tra- tamiento en el pasado, es parte de un intento del cuerpo por inhibir una replicación mayor de microorganismos. Mantener una temperatura con cierta elevación permite que el cuerpo continúe existiendo mientras se mantiene limitado el número de microorganismos y que sean más susceptibles al ataque de otros componentes inmunes. Sin embargo, por arriba de cierta temperatura, la fiebre pone en peligro al individuo. El cuerpo también tiene la capacidad de adaptarse y compensar los daños y lesiones a la estructura y la función. La piel protege a los órganos y estructuras pro- fundas a la superficie, y brinda un sistema de alarma por medio de los vellos y órganos sensoriales que se en- cuentran en ella. Los vasos y los nervios proporcionan regulación de la temperatura, eliminación de algunos desechos y comunicaciones. La piel, músculos, liga- mentos, huesos y otras estructuras musculoesqueléticas pueden redistribuir fuerzas generadas por actividades y traumatismos. La capacidad del cuerpo para repararse a sí mismo se comprueba con facilidad al observar la reparación de una laceración o fractura. El tejido de granulación y las propiedades regenerativas de cier- tos tejidos permiten que se lleve a cabo la curación. La naturaleza es el mejor sanador. El médico puede facili- tar el proceso, pero la capacidad inherente del cuerpo para repararse a sí mismo produce la curación real. La contribución del médico es eliminar los obstáculos para el desempeño del cuerpo. Puede haber casos en los que el cuerpo puede tener una parte incapacitada o incluso destruida. La redundan- cia de algunos sistemas permite la pérdida completa de uno de un par de órganos, la compensación por parte de otro del grupo, y el funcionamiento normal o casi nor- mal. Un riñón dañado por enfermedad o traumatismo a menudo provoca que el que se encuentra en el lado Se pueden considerar muchos ejemplos de este pre- cepto. Primero, los mecanismos de reflejo neuronal vi- gilan de manera constante las funciones corporales. Por ejemplo, el seno carotídeo y los barorreceptores en el cuello vigilan la presión arterial y ajustan la frecuen- cia cardiaca y la contractilidad del corazón en respuesta a cambios en la presión arterial. Segundo, las vías hor- monales están involucradas en la autorregulación. Las hormonas liberadas del hipotálamo regulan la liberación de las hormonas estimulantes de la hipófisis, lo cual pro- voca la liberación de productos del órgano final (como hormonas o esteroides). Estos productos, a su vez, pro- porcionan retroalimentación y regulan la actividad del eje hipotálamo-hipófisis. Estas vías hormonales son parte del sistema endocrino complejo que está involu- crado en la autorregulación del cuerpo. Tercero, muchos órganos como el corazón, los pulmones y riñones pueden regular el flujo sanguíneo. Esta autorregulación vascular permite que el órgano mantenga un flujo sanguíneo ade- cuado en el contexto de un cambio en el estado vascular y las demandas sanguíneas. Estos ejemplos representan sólo algunas de las muchas formas en las cuales el cuerpo puede regular sus funciones: la naturaleza reconstructiva de muchos sistemas, incluido el gastrointestinal, permite que las estructuras se reconstruyan, el intercambio de elementos tóxicos y la eliminación posterior de los pro- ductos de desecho. Todo esto sucede sin un control cons- ciente en una manera que también incorpora el concepto de unidad corporal. SAMPLE en el cuerpo pasen por las arterias pulmonares hacia los pequeños capilares en estrecha cercanía con los al- véolos, en donde se lleva a cabo el intercambio gaseoso. Así como la estructura gobierna la función, de manera similar una estructura anormal produce disfunción. En el caso de una estructura pulmonar anormal, como en el caso de la fibrosis pulmonar o la neumonía intersticial, el gradiente entre los gases alveolares y los sanguíneos aumenta, lo que provoca una disminución en el intercam- bio gaseoso. La función también modifica la estructura. Por ejemplo, ciertas protrusiones óseas, como la apófisis mastoides del hueso temporal, no existen en el recién na- cido. Conforme el niño se desarrolla, los músculos ester- nocleidomastoideos mantienen la posición erguida de la cabeza y permiten que el cuello gire y se incline hacia los lados. El uso crónico de estos músculos provoca el cre- cimiento y elongación de las inserciones óseas. Se sabe que un músculo que se ejercita crece. Como corolario de “la estructura y la función están interrelacionadas” está la relación entre la función anormal y la estructura anor- mal. La función anormal también resulta en la alteración de las estructuras relacionadas. La constricción de los vasos sanguíneos bajo la influencia del sistema nervioso simpático ocasiona cambios en estos vasos sanguíneos, así como en otras estructuras, como el corazón, los riño- nes y ojos. Por el contrario, la estructura anormal pro- voca la disfunción. Un corazón de tamaño mayor, como en la miocardiopatía, es ineficiente y será incompatible con la salud y quizá con la vida. 3. “El cuerpo posee mecanismos autorreguladores”.

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