Woolridge.Errores comunes en medicina de urgencias pediatric
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Oídos, nariz y garganta
somete a a tamiz auditivo, la hipoacusia congénita puede ser indetectable al nacer e irse haciendo más grave con el tiempo. La mayoría de los más de 500 síndromes genéticos que afectan la audición no se relaciona con carac- terísticas físicas evidentes. El conocimiento de la vía de la audición normal ayuda a identicar las causas de hipoacusia. Primero, el sonido pasa a través de la oreja hasta el tímpano y después a los huesecillos de la cóclea. La cóclea convierte la vibración en una señal eléctrica que se conduce a través del nervio auditivo hasta el cerebro, el cual debe inter- pretar la señal de una forma signicativa. Cualquier problema para llevar el sonido al tímpano causa “hipoacu- sia conductiva” (HC). Los problemas para convertir el sonido de vibración a impulso eléctrico y transmitirlo al cerebro resultan en “hipoacusia neurosensitiva” (HNS). Las técnicas a pie de cama, como la prueba de Weber y Rinne, pueden delimitar el diagnóstico diferencial a un problema conductivo o neurosensitivo. La HC y la HNS pueden coexistir o verse complicadas por hipoacusia “central” relacionada con la forma en que el cerebro procesa el sonido. La causa más frecuente de hipoacusia adquirida en niños es la otitis media (OM) con derrame. Los pacien- tes pueden presentarse con OM aguda y los signos visibles de una infección aguda pueden haberse resuelto. Es necesario preguntar acerca de una infección reciente y el uso de otoscopia neumática para evaluar un derrame persistente. El tapón de cerumen, la otitis externa y los cuerpos extraños también son causa frecuente de HC. Las causas traumáticas de hipoacusia incluyen traumatismo contuso, penetrante, acústico y barotrauma- tismo. Las fracturas del hueso temporal o un traumatismo penetrante en el oído interno pueden dañar el tím- pano y alterar la cadena de huesecillos o la cóclea. La hipoacusia sugiere una lesión más grave en un niño con traumatismo cefálico y deben obtenerse imágenes. Ante la sospecha de un traumatismo acústico, deben valo- rarse la duración y la intensidad de la exposición al ruido. Los ruidos infrecuentes de alta intensidad, como los producidos por un balazo, suelen causar menos daño que la exposición relativamente menos intensa pero más frecuente a un ruido común, como la música a volumen elevado. Además, los cambios en la presión atmosférica como por viajar en avión o bucear pueden causar barotraumatismo. La meningitis bacteriana se encuentra entre las causas históricamente más signicativas de hipoacusia en niños. Las vacunas han contribuido a reducir la incidencia de meningitis bacteriana e HNS relacionada. La vacunación contra sarampión, paperas y rubéola han tenido un efecto similar sobre las tasas de hipoacusia tanto congénita como adquirida. Los antecedentes de meningitis o las irregularidades en el esquema de vacu- nación no deben pasarse por alto. Después de preguntar por las inmunizaciones, recuerde obtener antecedentes farmacológicos detallados. La quimioterapia a base de platino, los diuréticos de asa, los aminoglucósidos y los antiin amatorios no esteroides (AINE) se encuentran entre los fármacos que pueden causar HNS. La exposi- ción a metales pesados también es una causa conocida y puede afectar de forma desproporcionada a poblaciones socialmente vulnerables expuestas a tasas más elevadas de contaminantes ambientales, como plomo. Si no es posible identicar una causa con facilidad, se requiere una evaluación diagnóstica más avanzada o una referencia. La hipoacusia con afección multisistémica o los décits neurológicos focales sugieren enferme- dad maligna, in amatoria u otra de tipo proliferativo y deben llevar a solicitar imágenes. Las causas traumáticas de hipoacusia como las fracturas del hueso temporal se observan mejor en la tomografía computarizada. Las imágenes por resonancia magnética con contraste permiten observar el cerebro, el tronco encefálico y el canal auditivo interno. Las evaluaciones de laboratorio por lo general no son de ayuda a menos que se dirijan a un diagnóstico del que se sospecha en clínica, como valores cuantitativos de Lyme o concentraciones de plomo. Para el resto de los pacientes que son dados de alta a casa con síntomas sin resolver, o un diagnóstico incierto, debe indicárseles una audiología y referirlos con un otorrinolaringólogo. n Un tamiz auditivo neonatal normal no descarta hipoacusia congénita. n No hay un solo examen de laboratorio o de imágenes recomendado para todos los pacientes con sos- pecha de hipoacusia, pero la mayoría de los casos debe acompañarse de una cita con el otorrinolarin- gólogo y con el audiólogo. n Los pacientes con sospecha de hipoacusia deben someterse a una anamnesis detallada con atención a los trastornos predisponentes. SAMPLE P U N T O S C L A V E
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