Sharar. Fundamentos de anestesiología_2ed

641

Capítulo 30 Anestesia para neurocirugía

bloqueando los seis nervios de cada lado que inervan al cuero cabelludo y a la duramadre. El propio cerebro no tiene receptores sensitivos ni de dolor, por lo que

solo el cuero cabelludo y la duramadre requieren anestesia. G. Terapia endovascular para el ictus isquémico agudo

En los casos de accidente cerebrovascular (ACV) en los que se ha producido una oclusión de grandes vasos debido a una trombosis, a veces está indicado el tra tamiento endovascular (trombectomía mecánica) para restablecer el flujo sanguíneo a la penumbra isquémica y evitar daño cerebral secundario. Durante este «ataque cerebral», cada momento es crítico y se debe hacer todo lo posible para acelerar el traslado del paciente a la sala de radiología neurointervencionista, lo que puede imposibilitar una evaluación preoperatoria completa. En caso de hipoxemia o de una vía respiratoria desprotegida, está indicada la anestesia general con cánula endotraqueal, mientras que en un paciente con una oxigenación adecuada y reflejos intactos en las vías respiratorias puede ser preferible la atención anestésica bajo supervisión. Con cualquiera de las dos estrategias anestésicas, el control hemodi námico meticuloso es primordial, ya que la mayoría de los estudios aleatorizados y prospectivos han demostrado que el resultado neurológico funcional puede verse influido por un control estricto de la presión arterial más que por la técnica anes tésica utilizada. En este sentido, siempre que sea posible o factible, se recomienda un catéter arterial colocado rápidamente o que el profesional médico pueda utilizar durante el acceso inguinal. Antes de la reperfusión (recanalización), deben mantenerse presiones sanguíneas sistólicas más altas (140-180 mm Hg), lo que puede requerir apoyo vasopresor, espe cialmente en el contexto de una mayor profundidad de la anestesia. Una vez que se ha producido la recanalización, la presión arterial puede liberalizarse hasta 120 140 mm Hg. La comunicación estrecha con el especialista en el procedimiento, con un consenso claro sobre los objetivos hemodinámicos, es fundamental durante todo el procedimiento y en la fase de recuperación posterior. 10 Al igual que en otros pro cedimientos neuroendovasculares (p. ej., espiralización de aneurismas, embolización de MAV), se debe disponer inmediatamente de protamina para revertir el efecto de la heparina si se produce una perforación arterial. En general, la protamina no está indicada para la reversión rutinaria de la heparina en estos casos.

IX. Anestesia y daño cerebral traumático A. Aspectos generales de las lesiones cerebrales traumáticas Las lesiones cerebrales traumáticas suelen relacionarse con otros traumatismos (p. ej., lesiones torácicas, abdominales y ortopédicas) y son una causa frecuente de muerte y discapacidad entre los jóvenes. La muerte tras un traumatismo craneoen cefálico se asocia a menudo con lesiones secundarias, mismas que el tratamiento de emergencia y la anestesia están diseñados para reducir al mínimo. Los pacientes con traumatismo craneoencefálico se clasifican según la escala del coma de Glasgow al momento de la presentación (puntuación de 3 hasta 15) y se les intuba cuando su puntuación es de 8 o menos, ya que esto corresponde a una mortalidad del 35% ( tabla 30-2 ). La TC sin contraste que muestra un desplazamiento de la línea media >5 mm o la ausencia de ventrículos también debe llevar a la intubación inmediata, ya que la PIC es muy alta en estos casos y la ventilación debe ser controlada. La supervisión de la PIC se utiliza con frecuencia en estos casos y puede instituirse en el servicio de urgencias mediante un drenaje ventricular externo, donde se utiliza manitol, hiperventilación y propofol para controlar una PIC elevada. El tratamiento quirúrgico está normalmente indicado para las fracturas de cráneo deprimidas y para las hemorragias cerebrales en expansión, incluidos los hematomas subdurales y epidurales. SAMPLE

Made with FlippingBook - Online Brochure Maker