Manual de tratamiento de la enfermedad renal crónica

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Capítulo 29 / Preparación para la diálisis

Asimismo, tiene el potencial de ser una alternativa o un complemento para la diálisis en el tratamiento de la hiperpotasemia. El patirómero actual- mente no está aprobado para el tratamiento de la hiperpotasemia aguda en Estados Unidos, ya que su inicio de acción es moderamente retardado. Un agente alternativo, el ciclosilicato de zirconio y sodio, puede tener un ini- cio de acción más rápido (Meaney, 2017). La furosemida intravenosa puede reducir rápidamente la concentración de potasio sérica, siempre que exista suficiente reserva de función renal y se pueda mantener la hidratación del paciente. En la ERC puede ser necesaria una dosis elevada (entre 200 y 500 mg). Si el paciente sufre hipovolemia, se debe administrar líquido rápi- damente por vía intravenosa (p. ej., suero salino al 0.9%) para diluir el potasio sérico y restaurar algo la función renal. La administración de líquido debe hacerse con una estricta supervisión para evitar una hipervolemia. En este caso, se debe corregir cualquier causametabólica de la hiperpotasemia. Para resolver la acidosis se puede administrar bicarbonato de sodio intravenoso. Acidosis metabólica Como se ha comentado en el capítulo 11, los pacientes con ERC en esta- dios 4 a 5 tienen riesgo de desarrollar acidosis metabólica. Asimismo, se ha demostrado que una concentración sérica de bicarbonato por debajo del límite inferior del intervalo normal contribuye a la desnutrición en el estado urémico y puede aumentar los peligros de la hiperpotasemia. El bicarbonato bajo se puede corregir de forma sencilla y barata con bicarbonato oral, entre 2 y 4 g al día. También se ha demostrado que esto mejora la nutrición y ralentiza el deterioro de la función renal. Aunque, a pesar del bicarbonato oral, la acidosis persistente se considera una indicación para comenzar la diálisis, es una razón infrecuente para aban- donar el tratamiento conservador. Generalmente, estos pacientes tienen importantes problemas de hipervolemia, lo que constituye la auténtica razón para abandonar el tratamiento conservador. Pericarditis urémica, hemorragia y neuropatía/encefalopatía En este caso, existen razones poco habituales, pero muy importantes, para comenzar la diálisis en un paciente con ERC. La pericarditis urémica es una serositis por acumulación de toxinas urémicas. Su presentación clí- nica puede ser bastante sutil, de modo que a los pacientes que comienzan con síntomas de insuficiencia cardiaca aguda y dilatación cardiaca en la radiografía siempre se les debe realizar una ecocardiografía para descartar un derrame pericárdico. En esta situación se puede producir una muerte súbita si no se tratan los derrames importantes. Por lo general, la pericar- ditis se resuelve en unas pocas semanas o días una vez iniciada una diáli- sis adecuada. A veces puede ser necesario drenar un derrame pericárdico importante para prevenir o tratar un taponamiento cardiaco (Gunukula y Spodick, 2001). La uremia alarga el tiempo de hemorragia, probablemente debido a una inhibición de la función plaquetaria. En pacientes con hemo- rragias no explicadas y prolongación del tiempo de hemorragia, el tra- tamiento con diálisis suele resolver el problema. La anemia con una Hb < 10 g/dL también puede contribuir. La uremia puede ocasionar una neu- ropatía periférica aguda que suele manifestarse como una polineuropatía con parestesias y aumento de la sensación de dolor y debilidad en las extre- midades. La uremia puede dar lugar a una encefalopatía que, en su forma más grave, puede manifestarse como convulsiones y, de manera crónica, como deficiencia cognitiva, calambres musculares, temblor y asterixis. AMPLE

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