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Virología. Volumen 4. Fundamentos
Inmunidad humoral inducida por vacunas Los marcadores de inmunidad que se han establecido hasta la fecha para las vacunas antivíricas autorizadas se han asociado con respues tas de Ab. De hecho, la justificación para el desarrollo de muchas de las vacunas que se utilizan hoy en día fueron los hallazgos derivados de los ensayos clínicos de los tratamientos con Ab que mostraban que los Ab podían mediar la protección contra la enfermedad. Los estudios de transferencia pasiva establecieron la eficacia de los Ab en la prevención o el tratamiento de infecciones y enfermedades víricas causadas por una amplia variedad de virus pertenecientes a diversas familias de virus de ARN o de ADN que incluyen las de los orto mixovirus, paramixovirus, alfavirus, flavivirus, arenavirus, lentivirus, picornavirus, hepadnavirus y virus del herpes. Algunos ejemplos del uso clínico autorizado de las Ig son los preparados para los virus de las hepatitis A y B, el virus del sarampión, el VZV, el virus de la rabia, el RSV y el citomegalovirus (CMV). En la última década se han descubierto muchos anticuerpos monoclonales (mAb, monoclo nal antibodies ) humanos nuevos, y algunos han sido autorizados o se les ha concedido licencia para prevenir o tratar el RSV, el virus del Ébola, el HIV y el SARS-CoV-2. Una larga historia de tratamientos con Ab sentó las bases de las actuales estrategias de vacunación. La Ig humana comercial, que suele contener entre un 16% y un 18% de IgG, es muy eficaz para prevenir la hepatitis A y se utilizó ampliamente con este fin durante los últimos 50 años, a pesar de que solo una pequeña proporción de los Ab de los preparados son específicos contra el virus de la hepa titis A. 97 En la actualidad, las vacunas con virus inactivados con tra la hepatitis A están autorizadas y se cree que actúan induciendo Ab séricos contra el virus. Un histórico ensayo clínico prospec tivo con doble ocultación realizado en 1951-1952 mostró que la IgG humana también era eficaz para prevenir la enfermedad para lítica causada por el virus de la poliomielitis. 196 La inoculación intramuscular de 0.3 mL de IgG por kilogramo confirió una resis tencia considerable que duró al menos 5 semanas. Esta observa ción demostró que los Ab por sí solos pueden conferir resistencia contra la poliomielitis y sugirió que las vacunas que inducían tales Ab podrían proteger contra la enfermedad. Los ensayos de campo posteriores de las vacunas con virus inactivados de Salk y de las vacunas con virus vivos atenuados de Sabin validaron este punto de vista, lo que condujo a la implementación de la vacunación uni versal contra el virus de la poliomielitis y, en última instancia, a la actual campaña mundial para la erradicación de la poliomielitis (fig. 15-3). Antes de que la vacuna con virus vivos atenuados con tra el sarampión se autorizara para su uso sistemático en la vacu nación de niños pequeños, la IgG humana se empleaba para la profilaxis pasiva y era el pilar de la prevención de la enfermedad. La IgG administrada a una dosis de 0.5 mL/kg previno el sarampión, incluso cuando se administró a individuos expuestos hasta 3 días después de la inoculación con el virus. 219 La IgG humana preparada a partir de plasma seleccionado para una elevada concentración de Ab del VZV (Ig específica contra el VZV) está autorizada en los Estados Unidos para su uso en la prevención de la varicela grave en niños inmunodeprimidos. 507 La mayoría de los niños inmuno deprimidos expuestos que reciben tratamiento siguen infectándose, pero la mayoría presenta una enfermedad atenuada o una infección subclínica. La vacuna con virus vivo atenuado contra el virus de la varicela fue autorizada y recomendada para la vacunación universal en 1995. La IgG humana fue eficaz en la prevención de la infec ción crónica por el HBV en lactantes de alto riesgo tras la exposi ción materna. 31 La Ig contra el HBV y la vacuna de subunidades se utilizan en la actualidad de manera conjunta para proteger a los lactantes en este contexto. Los estudios preclínicos en animales sugirieron que los Ab neu tralizantes del RSV en suero por encima de un valor umbral eran protectores contra la infección de las vías respiratorias inferiores, y esta observación fue validada durante un ensayo clínico de la IgG b séricos contra el vir I IgG humana también era eficaz para pr gG humana también era eficaz para pr reproduction prevenir la hepatitis A y se utilizó ampliamente con este fin duran últimos 50 años, a pesar de que solo una pequeña proporción de los Ab de los preparados son específicos contra el virus de la hepa En la actualidad, las vacunas con virus inactivados con of the les ha concedido licencia para pr les ha concedido licencia para prev evenir o tratar el RSV, el virus del enir o tratar el RSV, el virus del content is us y virus del herpes. Algunos ejemplos del prohibited. familias de virus de ARN o de ADN que incluyen las de los orto
inicial de la infección, sobre todo en los casos en los que el virus debe viajar por el torrente sanguíneo para llegar a su órgano diana. Por ejem plo, en enfermedades como el sarampión, la poliomielitis, la hepatitis o la mayoría de las encefalitis víricas, en las que la viremia debe esta blecerse para causar la enfermedad, se suelen necesitar concentraciones muy bajas de Ab preexistentes para lograr la protección clínica. Dado que rara vez es posible obtener suficientes Ab mediante la vacuna ción para prevenir por completo la infección vírica, otros mecanismos inmunitarios deben contribuir a la inmunidad inducida por la vacuna. Una de las razones por las que las vacunas con virus vivos atenua dos son tan eficaces es que intervienen muchos componentes tanto de la inmunidad innata como de la adaptativa. Los componentes proteí nicos, ácidos nucleicos, hidratos de carbono y lípidos de los virus indu cen respuestas innatas a través de una variedad de interacciones con los receptores de tipo toll (TLR, toll-like receptor ) y otros receptores de patrones moleculares asociados con patógenos (PAMP, pathogen-asso ciated molecular pattern ). La infección vírica induce todos los compo nentes de la respuesta inmunitaria adaptativa: se inducen respuestas de Ab contra las proteínas de superficie víricas en su conformación natural, se estimulan los linfocitos T CD4 + y se producen las proteí nas víricas en el citoplasma, las cuales son procesadas y presentadas en moléculas del MHC de clase I para inducir respuestas por parte de los linfocitos T citotóxicos (CTL, cytotoxic T cells ) CD8 + . Todas estas respuestas contribuyen al desenlace clínico de una infección vírica. Los Ag y las defensas innatas proporcionan la barrera inicial contra la infección al neutralizar el virus que ingresa. Sin embargo, una vez que el virus ha infectado una célula, corresponde a las defensas innatas controlarlo hasta que la respuesta inmunitaria celular adaptativa pueda activarse, incrementarse y dirigirse a los tejidos afectados. En el hos pedero inmune, los Ab preexistentes impiden o limitan el número de células infectadas, y la rápida movilización de respuestas de linfocitos T de memoria elimina rápidamente las células infectadas por el virus. Aunque los linfocitos T citolíticos son potentes en su capacidad para destruir las células infectadas por virus y reducir la propagación de este, esta actividad suele tener un costo. La respuesta de los linfocitos T puede dañar al hospedero al eliminar el virus, por lo que está estre chamente regulada. Desactivar la respuesta inmunitaria a medida que se resuelve la infección vírica es tan importante como activarla para el bienestar del hospedero. El sistema está sesgado hacia el control de la inflamación y esta puede ser una razón por la que la respuesta de los linfocitos T está regulada para requerir varios días para activarse y extenderse. Influir en los acontecimientos de este periodo entre la exposición al virus y la respuesta primaria de los linfocitos T plena mente activada es uno de los factores clave para determinar la eficacia de la inmunidad inducida por las vacunas, cuyo objetivo es prevenir, interrumpir o controlar la infección vírica para evitar la enfermedad clínica. El ambiente de citocinas en el que se inducen los linfocitos T estimula diversos patrones de diferenciación ( véase e-fig. 15-5). Los datos agrupados sugieren que una estrategia satisfactoria de inmunoprofilaxis contra la mayoría de las infecciones víricas requiere la generación de una respuesta inmunitaria contra los Ag de superfi cie que aparecen en los viriones y en las células infectadas por el virus. Otros virus (como los poxvirus, los virus del herpes, los filovirus, algunos virus respiratorios y los lentivirus) que tienen una patogéne sis más compleja pueden requerir vacunas que induzcan respuestas inmunitarias más complejas para la protección contra la infección o el control de la enfermedad. Muchos de estos virus tienen capacidad de persistencia, infectan sitios inmunoprivilegiados, utilizan sofisti cadas estrategias de evasión inmunitaria, infectan directamente su órgano diana sin necesidad de viremia o causan la enfermedad ocasio nando una respuesta aberrante del hospedero. El desarrollo de vacu nas contra estos virus probablemente requerirá la inducción de Ab neutralizantes contra las proteínas de superficie para proteger contra la infección, además de respuestas de linfocitos T contra proteínas estructurales y reguladoras con el fin de controlar la propagación del virus y modular la composición de la respuesta inmunitaria. 178 Copyright la generación de una respuesta inmunitaria contra los Ag de superfi os virus (como los poxvirus, los virus del herpes, los filovirus, algunos virus respiratorios y los lentivirus) que tienen una patogéne inmunitarias más complejas para la pr © 2024 Wolters exposición al virus y la respuesta primaria de los linfocitos T plena de la inmunidad inducida por las vacunas, cuy Kluwer, e la infección vírica es tan importante como activarla para el Inc. T puede dañar al hospedero al eliminar el virus, por lo que está estre
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