9788419284280_Fisiología médica. 6ed

PARTE II | Fisiología neuromuscular

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Área motora suplementaria El área motora suplementaria ( AMS ) se localiza en la super ficie medial del lóbulo frontal, medial a la corteza premotora y por delante del área de la pierna de la corteza motora prima ria ( véase fig. 5-12). La AMS recibe estímulos de las cortezas prefrontal y límbica y de los ganglios basales. Sus proyecciones se dirigen principalmente a las cortezas premotora y motora primaria, con proyecciones más pequeñas directas hacia áreas motoras de la formación reticular y la médula espinal. Similar a la corteza premotora, la AMS contiene un mapa somatotrópico del cuerpo, menos precisamente organizado que el de M1. La estimulación eléctrica de AMS produce movimientos, pero se requiere una mayor fuerza del estímulo que para M1. Funcio nalmente, la AMS, al igual que el córtex premotor, participa en la programación de movimientos complejos, pero con una dife rencia importante. El córtex premotor programa movimientos voluntarios guiados por estímulos sensoriales externos (p. ej., alcanzar un objeto que se ve), mientras que la AMS programa acciones motoras “generadas internamente”, como la decisión impulsiva de subirse al coche e ir al gimnasio. La AMS tam bién desempeña un papel fundamental en la iniciación de movi mientos. Una baja estimulación eléctrica de la AMS en seres humanos produce un impulso consciente claro de realizar un movimiento, mientras que una estimulación más fuerte de la AMS provoca el movimiento real. La importancia de la AMS para este tipo de programación motora se demostró en una serie de experimentos, donde se revisó la activación de las actividades corticales motoras con uso de resonancia magnética funcional. Cuando a un sujeto se le pidió que golpeara repetidamente el dedo índice sobre un escritorio, se observaba un aumento del flujo sanguíneo regional y una actividad metabólica neuronal elevada tanto en el área de la mano de M1 como en la AMS. Sin embargo, si al sujeto se le pedía que simplemente pensara en golpear el dedo, o que ensayara mentalmente el movimiento, pero sin llegar a ejecutarlo, solo se observaba incremento de actividad en la AMS. Las lesiones en la AMS en los seres huma nos disminuyen el número de movimientos autoiniciados y espontáneos, incluido el habla, pero tiene poco efecto sobre los movimientos evocados por señales sensoriales externas. Corteza somatosensorial primaria La corteza somatosensorial primaria ( S1 ) (áreas de Brodmann 3, 1 y 2) yace en la circunvolución poscentral ( véase fig. 5-12) y está íntimamente interconectada con el sistema motor. La S1 tiene interconexión recíproca con la M1 en un patrón somato trópico, por ejemplo, el área de la mano de la corteza primaria sensorial se proyecta a la correspondiente de la corteza pri maria motora. Estas proyecciones mantienen informada a la corteza M1 de los resultados de sus órdenes motoras en cada momento, lo que la M1 utiliza para afinar sus señales. Pense mos, por ejemplo, en una persona que intenta introducir la llave en la cerradura de una puerta en un día muy frío. En respuesta al frío extremo, los receptores cutáneos y articulares de los dedos enmudecen funcionalmente y el individuo siente la mano entu mecida. En ausencia de esta retroalimentación somatosensorial, los movimientos resultantes de la mano y los dedos producidos por el sistema motor son toscos y descoordinados, una condi ción conocida como ataxia sensorial. La corteza S1 y la corteza parietal posterior (tratadas más adelante) también contribuyen con un gran número de fibras eferentes que recorren el haz cor ticoespinal. Estas fibras son funcionalmente distintas de las que

surgen de las neuronas de las cortezas motoras. Terminan prin cipalmente en las astas dorsales de la médula espinal y se cree que modulan estímulos sensoriales de ingreso generados por los movimientos. Corteza parietal posterior La función principal del córtex parietal posterior es el proce samiento y la integración de la información somatosensorial y visual; sin embargo, tiene amplias interconexiones con el sis tema motor, especialmente con el SMA y el campo ocular fron tal, por lo que puede influir en el comportamiento motor. Los estudios realizados en animales y seres humanos sugieren que esta área es especialmente importante para procesar la infor mación somatosensorial y visual que luego utilizan las cortezas motoras para generar respuestas motoras apropiadas a los es- tímulos externos, incluidos los movimientos oculares de segui miento para seguir objetos a medida que se mueven dentro del campo visual. El tracto corticoespinal es, por mucho, la vía motora más importante del cerebro humano y el tracto que se proyecta directamente desde el córtex a la médula espinal. El tracto cor ticoespinal se origina de todas las áreas motoras de la corteza cerebral, con la más grande contribución por parte de la M1 (40% a 50%). En los primates, 10 a 20% de las fibras corticoespi nales terminan directamente en las NMI; el resto, en interneu ronas asociadas con las NMI. La vía corticoespinal es la principal de tipo aferente desde la corteza

Desde la corteza cerebral, las fibras corticoespinales des cienden dentro de la cápsula interna , un haz de fibras en forma de V localizado entre los ganglios basales y el tálamo . Después, continúan por la superficie ventral del mesencéfalo en el crus cerebri, a través de la base pons y dentro de las pirámides de la médula oblongada (por esta razón, la vía corticoespinal tam bién se conoce como vía piramidal). Gran parte de los axones corticoespinales entonces cruzan la línea media en la decusa ción piramidal y descienden en la materia blanca lateral dor sal de la médula espinal, como haz corticoespinal lateral . Como consecuencia de esta decusación, la corteza motora de cada hemisferio controla los músculos del lado contralateral del cuerpo. Las fibras terminan en su mayoría en los cúmulos de neuronas motoras laterales que controlan los músculos distales de las extremidades, especialmente los músculos intrínsecos de la mano, los dedos y el pie. Un grupo más pequeño de axones corticoespinales no cruza en la médula y desciende en la mate ria blanca raquídea anterior como haz corticoespinal ventral (anterior). Estos axones terminan en los cúmulos mediales de neuronas motoras que controlan la musculatura axial y proxi mal del cuello, la parte superior del tronco y la cintura esca pular. La función principal del tracto corticoespinal humano es controlar los movimientos de las extremidades superiores e inferiores, en especial los movimientos rápidos, hábiles y dis cretos de las manos, los dedos y el pulgar. Aumenta la veloci dad y la destreza de movimientos cuyas características básicas pueden ser generadas de forma mucho más rudimentaria por otras vías motoras descendentes desde el tronco encefálico. El daño a la corteza M1 o el haz corticoespinal en cualquier pun- to de su descenso por el SNC produce un característico con junto de déficits motores conocidos como signos NMS, como se ha comentado anteriormente. SAMPLE

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