9788418892912. Manual de psiquiatría clínica_5ed

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Trastornos del neurodesarrollo y otros trastornos de la infancia

chas otras sustancias como cocaína, heroína, inhalantes, fenciclidina (PCP), dietilamida del ácido lisérgico (LSD), dextrometorfano, esteroides anabolizantes y diversas dro gas recreativas, 3,4-metilendioximetanfetamina (MDMA o éxtasis), flunitrazepam, γ -hidroxibutirato (GHB) y ke tamina. Alrededor del 20% de los estudiantes de Estados Unidos de 8.º grado ha probado drogas ilegales, y cerca del 30% de los de 10.º a 12.º grado las han consumido. El alcohol sigue siendo la sustancia de consumo y abuso más común entre los adolescentes. Aproximadamente el 6% de los adolescentes se emborracha, y los adolescentes con trastornos por consumo de alcohol tienen un mayor ries go de presentar también problemas con otras drogas. El DSM-5 combina abuso y dependencia bajo el diagnóstico de trastorno por consumo de sustancias. También contiene los diagnósticos de intoxicación, abstinencia y trastornos inducidos por sustancias. Estos se aplican tanto a jóvenes como a adultos. Algunos expertos están preocupados por la relevancia de los criterios para los adolescentes, espe cialmente en lo que respecta a la tolerancia y la abstinen cia. Algunos adolescentes pueden desarrollar tolerancia al alcohol, por ejemplo, sin ninguna alteración. La abstinen cia puede tener importancia clínica. Sin embargo, no se correlaciona bien con el nivel de gravedad. Numerosos factores de riesgo y protectores influyen en la edad de inicio y en la gravedad del consumo de sustancias por los adolescentes. Los factores de riesgo psicosociales incluyen los modelos de consumo de sus tancias que aportan los padres, los conflictos familiares, la falta de supervisión por parte de los progenitores, las relaciones con los compañeros y los sucesos vitales estre santes. Los factores protectores, que disminuyen el ries go de consumo, incluyen variables como la vida familiar estable, un fuerte vínculo entre hijos y padres, la super visión coherente por parte de los progenitores, los logros escolares y un grupo de compañeros que favorezca los comportamientos prosociales en la familia y la escuela. Las intervenciones que disminuyen los factores de riesgo probablemente reduzcan el consumo de sustancias. Aproximadamente, uno de cada cinco adolescentes ha tomado marihuana o hachís. Alrededor de un tercio han fumado hacia los 17 años. Los estudios sobre el consu mo de alcohol en adolescentes en Estados Unidos indican que, a los 13 años, una tercera parte de los niños y casi una cuarta parte de las niñas han probado el alcohol. A los 18 años, el 92% de los hombres y el 73% de las mujeres declaran haber consumido alcohol, y el 4% reconocen que lo toman diariamente. Al final del bachillerato, el 41% han consumido marihuana en alguna ocasión y el 2% lo hacen a diario. El consumo de alcohol entre los adolescentes de Esta dos Unidos sigue los patrones demográficos de los adul tos: la tasa más alta de consumo se da en el nordeste del país; los blancos tienen mayores probabilidades de beber que otros grupos y, entre estos, los católicos romanos son los que tienen una menor probabilidad de abstinencia. Las cuatro causas de muerte más frecuentes entre perso nas de edades entre los 10 y los 24 años son los acciden tes de tráfico (37%), los homicidios (14%), el suicidio (12%) y otras lesiones o accidentes (12%). Más de una tercera parte de los adolescentes visitados en centros de traumatología pediátrica necesitan tratamiento por con sumo de alcohol u otras drogas. Los estudios que consideran el consumo de alcohol u otras drogas ilícitas como un trastorno psiquiátrico en

los adolescentes han demostrado que la prevalencia de consumo de sustancias, y en particular el alcoholismo, es mayor en los hijos biológicos de alcohólicos que en tre jóvenes adoptados. Este hallazgo está respaldado por estudios familiares de contribución genética, estudios de adopción, y por la observación de hijos de toxicómanos que no se han criado en su hogar biológico. Numerosos factores de riesgo influyen en la apari ción del abuso de sustancias en la adolescencia, entre los que se incluyen la creencia por parte de los padres de la inocuidad de las sustancias, la falta de proximidad y de implicación de los progenitores en las actividades de sus hijos, la pasividad materna, las dificultades académicas, los trastornos psiquiátricos comórbidos, como los tras tornos de conducta y la depresión, el consumo de sustan cias por parte de padres o compañeros, la impulsividad y el inicio temprano del consumo de tabaco. Cuanto mayor sea el número de factores de riesgo que presente, más alta es la probabilidad de que un adolescente se convierta en consumidor de sustancias. DIAGNÓSTICO Y CUADRO CLÍNICO En el capítulo 4 se analizan los trastornos relacionados con sustancias y sus diagnósticos, incluido el consumo de sustancias, la intoxicación por sustancias y el trastor no por abstinencia de sustancias. Se debe hacer el diagnóstico de consumo de alcohol o drogas en adolescentes mediante una entrevista cuida dosa, observaciones, hallazgos de laboratorio e historia obtenida de fuentes fiables. Muchos signos inespecíficos pueden indicar el consumo de alcohol o drogas, y los mé dicos deben tener cuidado de corroborar sus sospechas antes de sacar conclusiones precipitadas. El consumo de sustancias se refiere a un espectro continuo, desde la ex perimentación (el uso más leve), uso regular sin deterioro visible, abuso y, finalmente, dependencia. Los cambios en el rendimiento académico, las moles tias físicas inespecíficas, los cambios en las relaciones con los miembros de la familia, los cambios en el grupo de iguales, las llamadas telefónicas inexplicables o los cambios en la higiene personal pueden indicar el con sumo de sustancias en los adolescentes. Muchos de es tos también se asocian a depresión, trastornos psicóticos prodrómicos y problemas de adaptación, por ejemplo, a una nueva escuela.

Existe una relación entre el consumo de sustancias y una serie de comportamientos como la experimentación sexual precoz, la conducción temeraria, la destrucción de propiedades, los robos, el gusto por el heavy metal o la música alternativa y, de manera ocasional, el interés por las sectas o el satanismo. Aunque ninguna de estas con ductas predice de manera necesaria el consumo de sus tancias, reflejan, en sus formas extremas, el alejamiento de la conducta social normal que es evolutivamente es perable. Los adolescentes con habilidades sociales insu ficientes pueden consumir sustancias para integrarse en un grupo. En algunos casos, comienzan el consumo en casa con sus padres, quienes las consumen para me jorar sus interacciones sociales. Pese a que no existe un modelo típico de adolescente consumidor de alcohol o drogas, la mayoría de los consumidores de sustancias tienen alteraciones subyacentes en sus habilidades socia les, problemas escolares y relaciones subóptimas con sus compañeros. SAMPLE

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