Woolridge.Errores comunes en medicina de urgencias pediatric
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Oídos, nariz y garganta
agresiones. Al obtener la anamnesis, debe determinarse el mecanismo de la lesión y cualquier alteración comórbida como trastornos hemorrágicos, cirugías previas o anormalidades anatómicas. La exploración física debe enfocarse en identicar la presencia de una fractura nasal, un hematoma septal, ltración de líquido cefalorraquídeo (LCR) y signos de lesiones oftalmológicas relacionadas o cefálicas graves. Se inspecciona en busca de lesiones en la mitad de la cara que afecten ojos, dientes, senos paranasales y columna cervical, con el riesgo de fracturas nasoorbitoetmoi- deas en mente. El edema y la equimosis posteriores a la lesión pueden ser extensos y oscurecer los huesos faciales. En ocasiones puede ocurrir un traumatismo sustancial a la mucosa y el tabique sin que haya signos externos de lesión. Fractura nasal Las fracturas nasales son menos frecuentes en niños porque el cartílago es suave y exible y es posible que las deformidades no sean evidentes hasta que la hinchazón y la equimosis han mejorado. Los datos clínicos rela- cionados con fracturas nasales incluyen epistaxis, dolor y deformidad nasales, desviación del tabique, hema- toma o lesión de la mucosa. No se indica una radiografía de forma sistemática para la evaluación de las lesiones nasales o de las fracturas nasales simples. La lesión del cartílago nasal puede requerir reparación especializada para la preservación óptima de la función y el aspecto cosmético. El tratamiento de las fracturas nasales simples consiste en cuidados de apoyo con manejo del dolor. El seguimiento con otorrinolaringología o cirugía plástica debe hacerse para valorar una deformidad que podría requerir una intervención quirúrgica. Las fracturas nasa- les compuestas o las que se relacionan con fracturas de los senos demandan tratamiento con antibióticos. Rinorrea de líquido cefalorraquídeo La rinorrea acuosa clara que se observa después de un traumatismo nasal es preocupante por la posibilidad de una ltración de LCR, lo que sugiere una fractura craneal subyacente que resulta en una lesión intracraneal comuni- cante. Es imperativo diferenciar una ltración de LCR de una rinorrea. Usando la prueba del halo, se recolecta secreción nasal en papel ltro. Cualquier halo de líquido claro alrededor de sangre es preocupante porque puede ser LCR. La prueba de glucosa con papel de oxidasa de glucosa está sujeta a reacciones falsas positivas y debe emplearse con cautela. La prueba con beta-2-transferrina es la más especíca para rinorrea de LCR, pero los resul- tados rara vez están disponibles en la sala de urgencias. Las imágenes por tomografía computarizada (TC) pueden conrmar una fractura craneal subyacente. Si la rinorrea de LCR es una preocupación, la consulta temprana con otorrinolaringología y neurocirugía es prudente. Los niños en quienes se sospecha ltración de LCR se ingresan para reposo en cama y elevación de la cabecera a 30 grados. La mayoría de las ltraciones de LCR sana de forma espontánea con reposo y cuidados de apoyo. El uso de antimicrobianos prolácticos es controvertido. Hematoma septal Los hematomas septales se forman debido a la hemorragia de una arteria por debajo del mucopericondrio, sepa- rándolo del cartílago septal y robándole su irrigación sanguínea. Los hematomas pueden formarse hasta 14 días después de un traumatismo nasal y se caracterizan por dolor nasal localizado intenso con hipersensibilidad a la palpación. Se observan como una protuberancia eritematosa o violácea en la cavidad nasal. La masa no cambia de tamaño cuando se aplican agentes vasoconstrictores tópicos y es uctuante cuando se mueve. Es probable una fractura adyacente. Debe considerarse una consulta con otorrinolaringología, ya que los hematomas septales requieren incisión y drenaje urgentes con taponamiento nasal o un apósito de presión para restaurar la irrigación sanguínea adecuada al cartílago septal. Las complicaciones a largo plazo de los hematomas persistentes pueden incluir formación de absceso septal, infección intracraneal, trombosis del seno cavernoso, necrosis del cartílago y perforación que resulta en una deformidad en silla de montar. Los pacientes pueden requerir seguimiento pro- longado posterior a la lesión para vigilar en busca de signos de destrucción del cartílago y cambios cosméticos. n Las fracturas nasales pueden ser difíciles de detectar poco después de un traumatismo debido a in a- mación signicativa. Las deformidades nasales que persisten días después de la lesión requieren una evaluación de subespecialidad. n La presencia de rinorrea de LCR sugiere una fractura craneal relacionada. n Los hematomas septales requieren incisión y drenaje urgentes para evitar las complicaciones a largo plazo. SAMPLE P U N T O S C L A V E
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