Wegner. Fracturas en niños
Fracturas patológicas
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Sobrediagnóstico: en defensa de los progenitores A medida que se ha conocido mejor el síndrome del niño maltratado, algunas familias terminan siendo falsamente acusadas. Si un lactante menor tiene una fractura (p. ej., húmero o fémur) en presencia del ha- llazgo de periostitis del recién nacido (“fenómeno conocido”), el grupo investigador puede quedar desconcertado. Algunas formas sutiles de osteogénesis imperfecta pueden confundir también. En ocasiones, el ortopedista debe instruir a la trabajadora social sobre la posibilidad de fractura en juegos rudos. Hennrikus y Shaw ilustraron este dato en su importante publicación de 2003. Se necesita labor de equipo para servir mejor a la familia. En algunos casos, esto puede provenir de información errónea de daño de huesos y patrones de consolidación. En algunas situaciones, el or- topedista con extensa experiencia y conocimientos de los patrones de consolidación de las fracturas y remodelado, está en posición adecua- da para emitir recomendaciones sólidas sobre la lesión y reparación musculoesquelética. Sullivan ha publicado su experiencia para adop- tar una opinión equilibrada en estas circunstancias (véase Lecturas su- geridas). FRACTURAS PATOLÓGICAS Por definición ocurren a través de un hueso debilitado de composición anormal. Las causas son diversas. Lesiones locales del hueso Quiste óseo simple. Muchas de las fracturas patológicas del tercio su- perior del húmero son secundarias a quistes óseos (se usan de manera indistinta los términos quistes óseo unicameral [QOU] y quiste óseo simple [QOS]. La regla es el desplazamiento mínimo. El diagnóstico se puede establecer con la imagen radiológica sola (fig. 19-14). Aunque se utiliza comúnmente el término quiste óseo simple, puede llevar al mé- dico y los familiares a subestimar la naturaleza de la lesión. Un astuto dijo alguna vez “no califique de simple a un quiste de hueso antes de haber tratado 10 casos”. Usualmente no es tan fácil tratarlos. El quiste no interfiere con la curación, y la fractura se trata como si no existiera. Sin embargo, sin ningún tratamiento, existe la posibilidad de una nueva fractura. Neer observó que 80% de los niños tenía 1 a 3 fracturas repetidas des- pués de la primera y que 10% desarrollaba alguna deformidad y por tal razón recomienda tratar todos los quistes. Los quistes óseos causan a veces fracturas en huesos que soportan peso, como el cuello del fémur, y es probable la deformidad. Estos quistes pueden penetrar en el cartílago de crecimiento y alterarlo, y aun colap- sar la cabeza femoral. Esto mismo puede ocurrir en el húmero proximal (detención del crecimiento).
SAMPLE
Figura 19-14 Quiste unicameral del húme- ro en su zona diafisaria.
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