Sadler_Embriología médica_15ed
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Capítulo 9 • De ectos congénitos y diagnóstico prenatal
los abortos espontáneos y al óbito fetal. Tras el naci miento, se observa mayor riesgo de peso bajo al nacer, síndrome de muerte súbita infantil, asma e infeccio nes respiratorias superiores. Hormonas A En el pasado, a menudo se utilizaban durante el emba razo progestágenos sintéticos, con el fin de prevenir el aborto. Los progestágenos etisterona y noretiste rona tienen actividad androgénica considerable y se han informado muchos casos de masculinización de los genitales en embriones femeninos. Las anomalías consisten en hipertrofia del clítoris con grados varia bles de fusión de los pliegues labioescrotales. S Las sustancias con actividad endocrina son agentes exógenos que interfieren con las acciones reguladoras normales de las hormonas que controlan los proce sos del desarrollo. Las más de las veces estos agentes interfieren con la acción del estrógeno por medio de su receptor, y generan anomalías del desarrollo del sistema nervioso central y del aparato reproductor. Desde hace algún tiempo se sabe que el estrógeno sintético dietilestilbestrol (DES) , que se utilizaba para prevenir el aborto, incrementa la incidencia de carcinoma vaginal y del cuello uterino en mujeres expuestas in utero al medicamento. Por otra parte, un porcentaje alto de estas mujeres cursa con disfunción reproductiva, debida en parte por malformaciones congénitas del útero, de las tubas uterinas y del ter cio superior de la vagina. Los embriones masculinos expuestos in utero también pueden afectarse, como lo evidencia el incremento de las malformaciones de los testículos y las anomalías del semen en estos indivi duos. En contraste con las mujeres, sin embargo, en los varones no aumenta el riesgo de carcinomas del aparato reproductor. En la actualidad, los estrógenos de origen ambien ‑ tal generan inquietud, y se están realizando estudios numerosos para determinar sus efectos previos al nacimiento. La disminución del conteo espermático y la mayor incidencia de cáncer testicular, hipospadias y otras anomalías en el aparato reproductor humano, junto a las anomalías documentadas del sistema ner vioso central (masculinización del cerebro femenino y feminización del masculino) en otras especies con exposiciones ambientales intensas, han generado con ciencia en torno a la posible existencia de efectos dañi nos generados por estos agentes. Muchos se forman a partir de productos químicos utilizados con fines industriales y de pesticidas.
A Las píldoras anticonceptivas , que contienen estró genos y progestágenos, parecen tener un potencial teratogénico bajo. No obstante, debido a que otras hor monas, como el DES, producen anomalías, el uso de anticonceptivos orales debe suspenderse si se sospecha embarazo. C El trabajo experimental ha demostrado en forma repe tida que la cortisona que se inyecta a ratones y cone jos en ciertas fases del embarazo induce un porcentaje elevado de paladar hendido en sus productos. Algunos estudios epidemiológicos recientes también sugieren que las mujeres que reciben corticoesteroides durante el embarazo tienen un aumento moderado del riesgo de tener un hijo con una fisura orofacial. Fecundación in vitro La evidencia derivada de varios estudios indica que las técnicas para fecundación in vitro se relacionan con un incremento de los defectos congénitos y que estas tasas son más altas cuando se utilizan procedi mientos de inyección intracitoplásmica de esperma ‑ tozoide (ICSI) . Por otra parte, cualquier tratamiento para la infecundidad, ya sea la inducción química de la ovulación o la fecundación in vitro , se vincula con un mayor riesgo de mortinatos, peso bajo al nacer y prematuridad. En ermedad materna D Los trastornos del metabolismo de los carbohidratos durante el embarazo en mujeres diabéticas determinan una incidencia alta de óbito fetal, muertes neonatales, neonatos macrosómicos y malformaciones congéni tas. El riesgo de anomalías congénitas en neonatos de mujeres con diabetes pregestacional (diabetes que se diagnostica antes del embarazo; tanto tipo 1 [depen diente de insulina] como tipo 2 [no dependiente de insulina]) es de tres a cuatro veces el de los recién nacidos cuyas madres no padecen diabetes, y se han informado cifras incluso de 80% en recién nacidos de mujeres diabéticas con enfermedad de larga evo lución. Se observa aumento del riesgo para distintas malformaciones, entre ellas defectos del cierre del tubo neural y cardiopatía congénita. También existe un riesgo más alto de disgenesia caudal (sirenomelia; véase fig. 5-8, pág. 67). Los factores responsables de estas anomalías no se han identificado; no obstante, la evidencia sugiere que las concentraciones alteradas de glucosa desempeñan algún papel, y que la insulina no es teratogénica. En
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