Manual de endocrinología y metabolismo - Lavin

Capítulo 77 • Hormonas y envejecimiento

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(cada 3 meses). Además, el ácido zoledrónico constituye el único tratamiento que se administra una vez al año para las mujeres con osteoporosis en la posmenopausia. Los factores de riesgo de caídas incluyen aquellos intrínsecos y extrínsecos o si- tuacionales. Las personas de edad avanzada que empiezan a tener caídas no registradas previamente pueden tener delirio. Las causas intrínsecas de las caídas son debilidad muscular, problemas de equilibrio y de la marcha, ortostatismo, hipotensión posprandial, depresión, problemas visuales, artritis, alteración de las actividades de la vida diaria, alteración cognitiva y polifarmacia (hipnóticos, antidepresivos y antipsicóticos). Los antidepresivos inhibidores selectivos del receptor de serotonina tienen más probabili- dades de relacionarse con las fracturas de cadera que los tricíclicos. En la revisión metaanalítica de la Cochrane Collaboration sobre las intervenciones eficaces para la prevención de caídas en adultos mayores que viven en la comunidad se encontró que se requiere una valoración multifactorial para disminuir la tasa de caídas. Los programas de ejercicio grupal y en casa, además de las intervenciones de seguridad en el hogar, reducen la tasa de caídas y su riesgo. En residentes de hogares para adultos mayores los protectores de cadera, cuando se usan de manera regular, pueden ayudar a disminuir la tasa de fracturas, aunque es motivo de controversia. Los dispositivos de restricción no son adecuados para prevenir caídas. La mortalidad a los 30 días después de una fractura de cadera fue de 7.2% . En los pacientes que se operaron en los 2 días siguientes al ingreso la tasa de mortalidad posoperatoria a los 30 días fue de 5.8%, frente a 9.4% en aquellos que experimentaron un retraso de más de 2 días. Los estudios del efecto beneficioso de la rehabilitación multidisciplinaria de personas que presentaron una fractura de cadera mostraron que hay una disminución de 16% en los resultados acumulados de muerte o ingreso a un hogar para adultos mayores. VIII. ANOREXIA DEL ENVEJECIMIENTO A. Alimentación y ejercicio. La ingestión de alimentos disminuye durante la vida. Por lo tanto, en la edad madura, en la que la obesidad es endémica en Estados Unidos, las personas en realidad comen menos que cuando eran más jóvenes, lo que sugiere que la principal causa de la obesidad en la edad madura es una disminución de la actividad física, junto con una reducción de la tasa metabólica en reposo. Después de los 50 años de edad la pérdida de peso sin un programa de ejercicio da lugar a la pérdida de músculo, al igual que grasa. Con el envejecimiento la restitución de la masa muscular se torna más difícil. Por lo tanto, en las personas de edad avanzada las dietas pueden llevar a un ciclo vicioso de pérdida de grasa y músculo, seguido por la recuperación de sólo la grasa, lo que en un momento dado puede llevar al desarrollo del “síndrome de grasa frágil”. Las personas que lo presentan tienen peores resultados que aquellas de edad avanzada frágiles con peso disminuido. Por lo tanto, a partir de la edad madura el ejercicio es la clave para la pérdida de peso. El régimen de ejercicio debe incluir el fortalecimiento muscular, así como ejercicios de resistencia. B. Anorexia. Las personas tienden a experimentar menos hambre y se sacian con rapidez conforme envejecen. Con el envejecimiento el gasto de energía disminuye y deriva en un menor consumo de alimentos. Esta disminución fisiológica relacionada con la edad en la ingestión de alimentos durante la vida se ha denominado “la anorexia del envejecimiento”, cuya etiología es multifactorial e incluye causas tanto centrales como periféricas. Las alteraciones en la sensibilidad del gusto y el olfato con el envejecimiento parecen tener una participación menor en la disminución de la ingestión de alimentos. La causa de este cambio es sobre todo una reducción relacionada con la edad en los recep- tores de las papilas gustativas, con disminución de la palatabilidad de los alimentos, así como los efectos secundarios potenciales de los múltiples medicamentos prescritos a la población de adultos mayores por sus varias comorbilidades. Sin embargo, las alteraciones en las señales de saciedad del estómago parecen tener una participación importante en la saciedad temprana que ocurre con el envejecimiento. Los factores hormonales que contribuyen al desarrollo de la anorexia del envejecimiento son cifras disminuidas de testosterona, cifras circulantes más altas de colecistocinina (CCK), una posible disminución de la actividad de ghrelina, alteraciones de la liberación y la sensibilidad de leptina, y diminución de las concentraciones de endorfinas en el líquido cefalorraquídeo. La participación de una mayor actividad de ciertas citocinas, como las interleucinas (IL) IL-1, IL-2, IL-6, y el factor de necrosis tumoral a (TNF- a ) con el envejecimiento también se ha incluido en diversos estudios. Los factores no endo- crinos vinculados con la anorexia del envejecimiento son aislamiento social, causas psicológicas y enfermedades médicas concomitantes. C. Características anatómicas. Con el envejecimiento la capacidad del fondo gástrico para presentar relajación adaptativa ante la presencia de partículas alimentarias disminuye, AMPLE

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