Lir. Inmunología_3ed

V. Asociación del antígeno leucocítico humano con las enfermedades autoinmunes

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Aplicación clínica 16-8. Síndrome de Sjögren Una mujer de 55 años de edad se presenta con ojo y boca secos de tres años de evolución. Informa que utiliza gotas oftálmicas varias veces al día y hace poco desarrolló caries dentales pese a tener buena higiene bucal. También despierta varias veces por la noche para tomar tragos de agua. La exploración física señala xerostomía (boca seca) con glándulas parótidas ligeramente tumefactas e hipersensibles bilaterales. Los resultados de laboratorio revelan anticuerpos positivos anti-Ro/SSA y anti-La/SSB. La paciente muestra signos y síntomas consistentes con síndrome de Sjögren , una enfermedad autoinmune crónica caracterizada por función lagrimal y salival disminuida debido a inflamación de dichas glándulas exocrinas. El síndrome de Sjögren es más común en mu - jeres de edad avanzada, aunque también afecta a hombres y ocurre a cualquier edad. También se le ha relacionado con otras enfermedades autoinmunes, que incluyen artritis reumatoide y lupus eritematoso sistémico. Es importante señalar que en estos pacientes hay riesgo marcadamente incrementado de linfoma. Las opciones terapéuticas se listan en la tabla 18-1.

Síndrome de Sjögren con la lengua seca.

Resumen del capítulo • La tolerancia es la incapacidad de responder de forma intensa contra un epítopo reconocido por el sistema inmune. • La autoinmunidad es resultado de la pérdida de autotolerancia a través de un fallo en la capacidad de inactivar o eliminar células autorreactivas. • La tolerancia central ocurre en los órganos linfáticos primarios (médula ósea y timo) durante el desarrollo inicial de los linfocitos B y T. • La tolerancia periférica es resultado de los mecanismos que inactivan o eliminan los linfocitos B y T autorreactivos que se encuentran en circulación. • La anergia (inactivación) de los linfocitos B y T ocurre cuando los linfocitos vírgenes se unen a sus epítopos específi - cos mediante sus BCR o TCR (“primera señal”), pero no reciben las segundas señales necesarias para la activación, que son proporcionadas por los linfocitos T (en el caso de los linfocitos B) y las APC (en el caso de los linfocitos T). • Los linfocitos T supresores inhiben las respuestas activadas por otras células del sistema inmune. • La pérdida de la autotolerancia puede suceder a través de mimetismo molecular, por la existencia de un epítopo desencadenante, por la pérdida de la supresión o por la exposición de antígenos secuestrados. • El mimetismo molecular implica la generación de respuestas contra epítopos de origen microbiano que pueden establecer una reacción cruzada contra los epítopos del anfitrión muy parecidos en estructura a los de los microorganismos. • La propagación del epítopo ocurre cuando la respuesta a un epítopo conduce a la generación de respuestas contra uno o más epítopos diferentes. • El número de linfocitos T supresores disminuye con la edad, lo que permite que los linfocitos autorreactivos escapen de la regulación e inicien enfermedades autoinmunitarias. • Los antígenos secuestrados se encuentran en lugares del cuerpo que normalmente están ocultos al sistema inmune, detrás de estructuras anatómicas especializadas u otros mecanismos. • Los neoantígenos son antígenos de formación reciente, que no son antígenos propios, pero pueden conducir a enfermedades que imitan una autoinmunidad. Si el factor responsable de la creación del neoantígeno desaparece, la enfermedad también lo hace; en contraste, como norma, las respuestas a auténticos antígenos propios suelen ser permanentes. • Se conocen numerosos trastornos autoinmunitarios; sus efectos dependen, en gran medida, de la localización del epítopo propio. Algunas enfermedades, como el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide, son sistémicas y afectan diversas partes del cuerpo de forma simultánea. Otras, como la tiroiditis de Hashimoto y el síndrome de Sjögren, afectan a determinados tejidos u órganos. • Los trastornos autoinmunitarios pueden ser resultado de la lesión provocada por anticuerpos (hipersensibilidades de tipo II y III), por respuestas celulares (hipersensibilidad de tipo IV) o por ambas. • Algunas enfermedades autoinmunitarias se desarrollan con elevada frecuencia en personas que tienen determinados genes del HLA. La asociación estadística entre una enfermedad y un gen del HLA se expresa como riesgo relativo . SAMPLE

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