Lir. Inmunología_3ed

262

16. Autoinmunidad

C. Pérdida de la supresión Los diferentes tipos de células supresoras sirven para mantener la tolerancia periférica. Los datos sugieren que el número de estas cé - lulas desciende con la edad, lo que aumenta el riesgo de que los linfocitos autorreactivos que ya estaban inhibidos puedan activarse. En algunas enfermedades autoinmunes, como el LES , existe una asociación entre el riesgo de padecer la enfermedad y el envejeci - miento. Es muy difícil, sin embargo, diferenciar entre el aumento del riesgo debido a los cambios que se producen con el envejecimiento y el simple hecho de que con la edad se aumenta la probabilidad de padecer una enfermedad. D. Antígenos secuestrados Muchas moléculas propias están “secuestradas” y por lo común, por diferentes motivos, nunca son expuestas al sistema inmune. En con - secuencia, si esas moléculas llegan a estar expuestas, por ejemplo, como resultado de una lesión, el sistema inmune las reconoce como extrañas y trata de eliminarlas. Uno de los ejemplos que mejor se co - nocen de antígenos secuestrados es el relacionado con la esperma - togonia y el desarrollo de los espermatozoides en la luz de los túbulos seminíferos. En el desarrollo embrionario, los túbulos se forman antes de que se desarrolle el sistema inmune y quedan alojados dentro de una funda formada por células de Sertoli unidas de forma hermética. Las células del sistema inmune nunca penetran esta barrera formada por las células de Sertoli; por tanto, las moléculas que sólo son expre - sadas por las células del túbulo seminífero nunca son presentadas como propias al sistema inmune. Si, por una lesión (o por un pro - cedimiento quirúrgico como la vasectomía), estas moléculas son ex - puestas, se desencadenan respuestas inmunitarias contra ellas (por ser consideradas como extrañas). Se considera que algunos casos de esterilidad masculina están provocados por este mecanismo. De forma generalizada, los lugares del cuerpo que tienen algún grado de aislamiento del sistema inmune reciben el nombre de ór- ganos inmunoprivilegiados . Estos lugares, además de la luz de los túbulos seminíferos, incluyen la córnea y la cámara anterior del ojo, el cerebro y el entorno uterino durante el embarazo. La reducida vascularización de la córnea y de la cámara anterior del ojo, junto con otros mecanismos de inmunosupresión, ayudan a proteger las delicadas estructuras del ojo de las posibles lesiones y daños irre - versibles que pueden ocurrir tras un proceso inflamatorio intenso. Por ejemplo, el líquido que rellena la cámara anterior del ojo contiene muchas moléculas antiinflamatorias. Además, las células de la parte anterior de la cámara expresan en su superficie la molécula ligando de Fas (CD178), como ya se describió. Cuando el ligando de Fas se une a Fas (CD95), expresado en la superficie de los linfocitos T, se induce la muerte de éstos por apoptosis (figura 16-8). De este modo, las células de la cámara anterior se protegen a sí mismas destru - yendo los linfocitos T autorreactivos que pudieran interaccionar con ellas. La barrera hematoencefálica está formada por un endotelio vascular denso y unido de forma hermética, que limita el flujo de células y de grandes moléculas desde el sistema circulatorio hacia el cerebro, limitando así la capacidad del sistema inmune de infiltrarse en el cerebro. De nuevo, se cree que la barrera hematoencefálica es beneficiosa, ya que las respuestas inflamatorias potentes podrían lesionar de forma irreparable el cerebro. Algunas veces, las moléculas tienen sitios con inmunoprivilegio. Las configuraciones tridimensionales de algunas moléculas pueden es - conder epítopos en su interior, que quedan fuera del reconocimiento SAMPLE

Made with FlippingBook - Online Brochure Maker