Jarvis.Infecciones hospitalarias_7ed.

Capítulo 1 • Epidemiología de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria 13

comunes tanto en animales como en humanos, pero otras tienen un estrecho rango de especificidad. La infectividad se refiere a la capacidad de un organismo de propagarse de una fuente a un huésped. 1,27 Un ser humano in fectado puede ser infeccioso durante el periodo de incubación (p. ej., hepatitis A), el estado clínico de la enfermedad (p. ej., influenza A), la convalecencia (p. ej., salmonelosis, shigelosis) o alguna combinación de los tres. Además, un portador asinto mático (o persona colonizada) que no muestre evidencia de en fermedad clínica puede ser infeccioso (p. ej., la propagación de la infección de personas asintomáticas, presintomáticas o poco sintomáticas con COVID-19 es un desafío único en entornos de congregación). En algunas enfermedades, como la fiebre tifoi dea o la hepatitis B, puede desarrollarse un estado de portador crónico en el que el individuo puede ser infeccioso durante mucho tiempo, quizás años, sin mostrar síntomas de enferme dad. Sin embargo, los microorganismos que más comúnmente causan las IRAS, como E. coli , Klebsiella , Enterobacter y Pseudomo nas spp., no muestran los mismos patrones de infecciosidad o respuestas inmunitarias protectoras que la fiebre tifoidea o la hepatitis B. Los portadores asintomáticos o subclínicos pueden ser fuen tes de infección más importantes que el individuo clínicamente infectado. La portación de Staphylococcus aureus es un ejemplo clásico de diseminación asintomática de organismos infecciosos; en este caso, el lugar de diseminación puede ser la nariz ante rior o la piel. Del mismo modo, la transmisión asintomática de estreptococos puede producirse en la faringe, la zona perianal o la vagina. El origen de una infección y el curso clínico pueden modifi carse mediante terapia, vacuna (como en el sarampión) o profi laxis (como el uso de inmunoglobulina sérica en la hepatitis A). Las infecciones también pueden transmitirse por reservo rios animales, aunque esto es menos preocupante en los entor nos sanitarios. Otras características del agente que pueden afectar a su ca pacidad de producir enfermedad son la producción de factores de virulencia/enzimas, el cambio antigénico y la deriva (p. ej., la influenza A), y el desarrollo/adquisición de resistencia a los antimicrobianos (a través de la mutación de plásmidos o genes). 1 Reservorio, fuente y portal de salida Todos los organismos tienen un reservorio y una fuente; estos pueden ser iguales o diferentes, y la distinción es importante para la aplicación de medidas de prevención o control. El re servorio es el lugar donde el organismo mantiene su presencia y se replica. Los virus suelen sobrevivir mejor en los reservorios humanos; el reservorio de las bacterias grampositivas suele ser un huésped humano, mientras que las bacterias gramnegativas pueden tener un reservorio humano o animal (p. ej., Salmonella ) o un reservorio inanimado (p. ej., Pseudomonas aeruginosa en el agua). La fuente es el lugar desde el que el agente infeccioso se transmite al huésped, por contacto directo o indirecto, gotitas, partículas en el aire, un vehículo común o un vector. Las fuentes también pueden ser animadas o inanimadas. La fuente puede contaminarse a partir del reservorio. Por ejemplo, un reservo rio de Pseudomonas spp. puede ser el agua del grifo de un hospi tal; sin embargo, la fuente desde la que se transmite al paciente puede ser un humidificador que se ha llenado con agua del grifo contaminada. En general, los principales portales de salida de un huésped humano son los sistemas respiratorio y gastrointestinal, la piel y las heridas. La sangre también puede ser el portal de salida, como en las infecciones por hepatitis B o virus de la inmu nodeficiencia humana (VIH). Sin embargo, de acuerdo con el organismo, cualquier secreción o excreción corporal puede ser infecciosa (p. ej., la enfermedad por el virus del Ébola).

La “ecología” de la infección se refiere a la relación de los mi croorganismos con la enfermedad, según el impacto de los facto res ambientales. Para intentar prevenir o controlar las IRAS, lo mejor suele ser atacar la cadena de infección por su eslabón más débil. Definir estos eslabones de la cadena para cada IRAS facilita el desarrollo de medidas eficaces de prevención y control. La causalidad de las enfermedades es multifactorial; es decir, la enfermedad es el resultado de la interacción de muchos fac tores relacionados con el agente, la transmisión y el huésped. El desarrollo de la enfermedad refleja la interacción de estos fac tores a medida que afectan a una persona. Así, algunas perso nas expuestas a un agente infeccioso desarrollan la enfermedad, mientras que otras no. Características de los agentes El primer eslabón de la cadena de infección es el agente micro biano (bacteria, virus, hongo o parásito). La mayoría de las IRAS está causada por bacterias y virus; los hongos, como las especies de Candida , están asumiendo un papel más importante, y los pa rásitos son una causa poco frecuente. Varios factores ayudan a caracterizar el agente, como la patogenicidad (virulencia e inva sividad), el periodo de incubación, la dosis, la especificidad, la infectividad y la resistencia a los antimicrobianos. 1,27 La determinación del número de individuos susceptibles que se infectan con un organismo al que están expuestos es una me dida de la infectividad de ese organismo. La susceptibilidad del huésped puede influir en la infectividad de un organismo. La medida de la capacidad de los microorganismos para pro vocar enfermedades se denomina patogenicidad , que puede eva luarse mediante cocientes de colonización de enfermedades. Un organismo con baja patogenicidad es el estreptococo α -hemolí tico; coloniza por lo común a los seres humanos, pero solo en raras ocasiones causa enfermedad clínica. La patogenicidad se refiere a la virulencia e invasividad de un organismo. La virulencia es la medida de la gravedad de la enfermedad; en los estudios epidemiológicos se define evaluando las tasas de morbilidad y mortalidad y el grado de comunicabilidad. La viru lencia de los organismos oscila entre ligera y altamente virulenta. Aunque algunos organismos se describen como avirulentos, parece que cualquier organismo puede causar enfermedad en determinadas circunstancias. Algunos organismos naturales se han considerado avirulentos o de baja virulencia; sin embargo, en determinadas condiciones, como dosis elevadas (o inóculo), inmunodeficiencia del húesped o ambas, se ha producido la enfermedad. Durante años, S. marcescens , por ejemplo, se consi deró un organismo avirulento; debido a ello y al pigmento rojo fácilmente reconocible que producen ciertas cepas, estos orga nismos se utilizaron para estudios ambientales en hospitales. Sin embargo, a medida que los pacientes hospitalizados se volvieron más susceptibles a las infecciones debido a la edad avanzada, las condiciones comórbidas, la inmunosupresión y los procedimien tos invasivos, las IRAS atribuibles a S. marcescens se reconocieron y notificaron posteriormente. La invasividad describe la capacidad de los microorganismos para invadir los tejidos. Algunos orga nismos pueden penetrar en el tegumento intacto, mientras que otros solo pueden hacerlo a través de una fisura en la piel o las mucosas. Otro factor importante del agente es la dosis, es decir, el nú mero de organismos disponibles para causar la infección. La dosis infectiva de un agente es la cantidad de este necesaria para causar la infección. El número de organismos necesarios para causar la infección varía de un organismo a otro y de un hués ped a otro, y está influido por el modo de transmisión. Los microorganismos pueden ser específicos de una serie de huéspedes. La Brucella abortus es muy contagiosa en el ganado vacuno, pero no en el ser humano. Algunas Salmonella spp. son AGENTE

Copyright © 2024 Wolters Kluwer, Inc. Unauthorized reproduction of the content is prohibited.

Made with FlippingBook flipbook maker