Higgins. Neurociencia en Psiquiatría 3ed

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● Introducción

CAPÍTULO 1

ciertos trastornos: discapacidad intelectual, abuso de sustancias, esquizofrenia, etc.

diferentes. La Dra. Michelle Freund de los NIH recientemente declaró que durante los últimos dos años se analizaron 10 000 muestras de tejido en di- versos estudios. La nueva tendencia en los bancos de cerebro es reunir información clínica pre mortem para compararla y contrastarla con los hallazgos post mortem ; esto aplica en particular a estudios de enfer- medad de Alzheimer. Despierta interés que los bancos de cerebros siempre tienen necesidad de cerebros nor- males; si el lector cree que tiene uno, quizá se anime a llamar a alguna de esas instituciones. El cerebro tiene la consistencia de la gelatina. A Šn de ver las células nerviosas, es necesario Šjar el cerebro antes de cortar rebanadas delgadas. Una de las ventajas de la administración central de los bancos de cerebros de los NIH es la capacidad para estable- cer criterios uniformes para preparar los cerebros y al- macenarlos; esto permite analizar en el mismo estu- dio cerebros que provienen de diferentes centros. Las células cerebrales no se identiŠcan fácilmente en un cerebro no teñido. En 1873, el médico ita- liano Camillo Golgi describió una tinción argéntica selectiva que permitía a los investigadores visualizar las células nerviosas individuales que de otro modo serían una mancha de color uniforme. Con esta tin- ción (conocida como la tinción de Golgi) y que aún está en uso, los investigadores consiguen ver imáge- nes de color negro nítidas de células nerviosas indivi- duales e identiŠcar partes especíŠcas, como el cuerpo de la célula y las ramas dendríticas (Šgura 1-8). La morfología (es decir, la forma y la estructura) de la neurona es un tema que surge una y otra vez en este libro. Se comentan alteraciones de la morfología de las neuronas como una indicación de que algo es diferente en el cerebro de las personas que presentan

Estudios de imágenes El análisis no invasivo del SNC ha transformado la manera en que se estudian la conducta y los trastornos mentales. Los primeros intentos de obtener imágenes del cerebro fueron inútiles, dolorosos e incluso peli- grosos. Una radiografía ordinaria brinda poca infor- mación, pues el cerebro es blando y no radiopaco. En aquellos días, la búsqueda de desplazamiento de estructuras calciŠcadas (evidencia indirecta de una masa) era casi lo mejor que se podía esperar. La neu- moencefalografía, en la cual se extrae líquido cefa- lorraquídeo y se reemplaza con aire para mejorar la visualización del SNC, es un ejemplo de los extremos dolorosos y peligrosos que se aplicaron en pacientes en épocas más tempranas. El desarrollo de técnicas de imágenes no invasivas (tabla 1-2) ha conducido a una pequeña revolución en la neurociencia. Si bien los estudios funcionales (tomografía por emisión de positrón [TEP], tomo- grafía computarizada por emisión de fotón único [TCEFU], e imágenes de resonancia magnética fun- cionales [IRMf]) permanecen en su mayor parte limi- tadas a investigación, los análisis estructurales no invasivos (tomografía computarizada [CT] e imágenes de resonancia magnética [IRM]) han transformado la práctica de la neurología. Las imágenes de tensor de difusión (ITD), una técnica en la que se utilizan imá- genes de IRM para medir el movimiento de agua en el tejido, crea imágenes de tractos de la sustancia blanca. Una advertencia con respecto a los estudios de imá- genes del cerebro y los trastornos psiquiátricos: a lo largo de este texto se mencionan muchos estudios en los que se examina el volumen o la función del cere- bro para diversos trastornos psiquiátricos. No obstante, Ioannidis revisó la cantidad de estudios realizados sobre el cerebro y encontró que el número reportado de estudios positivos excedió con creces lo que se esperaría con base en los estimados de potencia de los estudios; ese autor considera que rara vez se publican los estudios en los que no se encuentra una diferencia signiŠcativa entre sujetos testigo y pacientes. En fecha más reciente, Daniel Weinberger, uno de los psiquiatras líderes originales en el ámbito de las imágenes del cerebro, escribió un artículo editorial en el que enfáticamente recomienda ejercer precau- ción antes de aceptar de manera acrítica reportes que pretenden haber encontrado “la ‘lesión’ psiquiátrica esquiva”. Weinberger señaló que las variables comu- nes que es más probable que se encuentren en pacien- tes que en testigos (tabaquismo, abuso de sustancias, sobrepeso, estrés, uso de medicación y movimiento de la cabeza, por nombrar algunas) pueden matizar o desorientar los resultados y dar la ilusión de un hallazgo neurobiológico. Ioannidis y Weinberger re- cuerdan a la comunidad médica que, a pesar de las estadísticas importantes y las imágenes impresionan- tes que aparecen en revistas, los estudios quizá sean más artefacto que diferencias reales.

FIGURA 1-8 Células nerviosas piramidales después de incubación con tinción argéntica de Golgi. Sólo alrededor de 1% de las neuronas absorbe la tinción, lo que permite la identificación de células individuales en lo que de otro modo sería un corte muy atestado. (Adaptado de Bear MF, Connors BW, Paradiso MA, eds. Neuroscience: Exploring the Brain . 4th ed. Baltimore: Lippincott Williams & Wilkins; 2015). AMPLE

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