Fletcher- Epidemiología clínica 6.ed

95

Capítulo 6: Riesgo: exposición a la enfermedad

Estudios de cohorte prospectivos y de cohorte históricos

Estudios de cohorte históricos utilizando bases de datos clínicas

Los estudios de cohorte pueden realizarse de dos formas (fig. 6-2). Puede constituirse la cohorte en el presente y realizarse su seguimiento en el futuro (estudio de co- horte prospectivo) , o puede identificarse a partir de his- torias clínicas antiguas y seguirse desde ese momento con- creto del pasado hasta el presente (estudio de cohorte histórico o estudio de cohorte retrospectivo) . El estu- dio Framingham es un ejemplo de estudio de cohorte prospectivo. En la literatura médica cada vez aparecen más estudios de cohorte retrospectivos útiles, debido a la disponibilidad de grandes bases de datos clínicas elec- trónicas. Estudios de cohorte prospectivos Los estudios de cohorte prospectivos pueden evaluar los supuestos factores de riesgo que generalmente no se regis- tran en los expedientes médicos, incluyendo muchas de las conductas relacionadas con la salud, el nivel educa- tivo y el estado socioeconómico, pues se ha encontrado que tienen efectos importantes sobre la salud. Cuando el estudio se planifica antes de recopilar los datos, los inves- tigadores pueden asegurarse de registrar la información de los posibles factores de confusión. Por último, toda la información de un estudio de cohorte prospectivo puede ser recopilada de una forma estandarizada que disminuye el sesgo de medición. Ejemplo ¿Se relaciona una mayor actividad física de rutina, como las tareas ligeras en casa, con beneficios en cuanto a la mortalidad? Numerosos estudios que se basan en cues- tionarios han encontrado una asociación entre el incre- mento de la actividad física moderada y vigorosa y la disminución de la mortalidad. Sin embargo, una activi- dad de este tipo es tan solo una parte mínima de la ac- tividad diaria total, y la información proporcionada por la propia persona puede pasar por alto la actividad más rutinaria. En fecha más reciente, se desarrolló un tipo de tecnología para medir de manera directa la actividad total, incluida la actividad física suave. Un estudio de cohorte prospectivo con una muestra de 4840 adultos estadunidenses evaluó la actividad ligera utilizando dis- positivos para monitorización (3). Los participantes en el estudio midieron toda su actividad de manera conti- nua en vigilia durante una semana, y luego se mantu- vieron en seguimiento durante un promedio de 7 años, para determinar la mortalidad. Los resultados mostraron una relación entre el incremento de la actividad ligera y una mortalidad. En comparación con el grupo menos activo, 1 h de actividad ligera adicional se relacionó con un 18% menos de mortalidad, y 1 h de actividad adicio- nal moderada y vigorosa se asoció con un 42% menos de mortalidad La incidencia del autismo aumentó bruscamente en la década de 1990, coincidiendo con una mayor adminis- tración de la vacuna triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis) a los niños pequeños. Un informe vinculó la vacuna triple vírica con el autismo. Debido a los casos en algunos niños, se extendió la alarma de que la vacuna (o el conservante que esta incorporaba, el timerosal) era la responsable del aumento de la incidencia del autismo. Posteriormente, el estudio original que había generado la alarma se investigó por fraude y c onflic to de intereses, y The Lancet se retractó en el año 2010 (4). En algunos paí- ses, los padres siguieron preocupados en torno al víncu- lo entre la vacuna triple vírica y el autismo, y las tasas entre niños pequeños cayeron, lo que causó nuevos brotes e incluso muertes por sarampión. Debido a la gra- vedad de la situación, se realizaron varios estudios para evaluar la vacuna triple vírica como un posible factor de riesgo. En Dinamarca se llevó a cabo un estudio de cohor- te retrospectivo en el que se incluyeron todos los niños (657461) nacidos entre enero de 1999 y diciembre de 2010 (5). Los investigadores revisaron las historias clínicas de los niños en todo el país y determinaron que, si bien el 95% recibió la vacuna (los médicos deben notificar la ad- ministración de vacunas al gobierno para poder cobrar), hubo una gran cohorte de 31619 niños sin vacunar dis- ponibles para comparación. Se diagnosticó autismo en 6517 niños. La frecuencia del autismo entre los niños que se habían vacunado fue similar (de hecho, ligeramente menor) a la de los que no recibieron la vacuna. El tamaño del estudio fue también suficien te como para poder es- tudiar subgrupos; las tasas de autismo no eran más altas en niños con riesgo elevado. Esta conclusión, junto con otros estudios, aportó pruebas sólidas en contra de la su- gerencia de que la vacuna triple vírica provoca autismo. SAMPLE Los estudios de cohorte históricos pueden aprovechar las bases de datos de clínicas electrónicas y los registros de población que se utilizan principalmente para la atención del paciente o para averiguar la salud de la población. Las ventajas principales de estos estudios sobre los estudios clá- sicos de cohorte prospectivos es que tardan menos tiempo, son menos costosos y mucho más fáciles de realizar. Sin embargo, no se pueden estudiar los factores que no están registrados en las bases de datos electrónicas, por lo que en general no se pueden incluir en estos estudios factores como el estilo de vida, la educación y otros determinan- tes importantes de la salud del paciente. Además, la infor- mación de muchas bases de datos, sobre todo la informa- ción sobre la atención médica, no se recopila de una forma estandarizada, lo que conduce a la posibilidad de sesgo en los resultados. Las grandes bases de datos electrónicas son particularmente útiles para estudiar posibles factores de riesgo y desenlaces sobre la salud que es posible que se ha- yan registrado en las bases de datos clínicas de una forma un tanto estandarizada, como los diagnósticos y tratamientos. Ejemplo

Made with FlippingBook Learn more on our blog