Beckmann y Ling. Obstetricia y ginecología

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Capítulo 2: El papel del ginecólogo en el cribado y la atención preventiva

El cribado incluye inicialmente pruebas no treponémicas como la prueba de laboratorio de investigación de enfermedades venéreas o la prueba de reagina rápida en plasma. A estas pruebas le siguen otras confirmatorias con anticuerpos treponémicos fluorescentes absorbidos o prueba de aglutinación de partículas de T. pallidum . La especificidad de las pruebas no treponémicas puede disminuir en presencia de otros procesos como el embarazo, las vasculopatías del tejido conjuntivo, el cáncer avanzado, la tuberculosis, el paludismo o las rickettsiosis. Trastornos metabólicos y cardiovasculares El cribado sistemático también puede aplicarse a enfermedades no infecciosas y no cancerosas, por ejemplo, los trastornos metabólicos y las enfermedades cardiovasculares. Hay que evaluar las cuestiones relacionadas con el estilo de vida y los riesgos de las mujeres basándose en la anamnesis y la exploración física. En muchos casos, la detección precoz de los factores de riesgo y las intervenciones apropiadas son componentes clave de la prevención de enfermedades. Osteoporosis La osteoporosis afecta a 9% de todas las mujeres estadounidenses de 50 años o más y otro 49% padece osteopenia o baja densidad mineral ósea. Las fracturas asociadas con la osteoporosis, especialmente de la cadera y la columna vertebral, son una de las principales causas de morbimortalidad, y aumentan de manera proporcional con la edad. La osteoporosis es una complicación de la menopausia en gran parte evitable, con estrategias de detección, modificaciones del estilo de vida e intervenciones farmacológicas disponibles para evitarla y tratarla. La densidad mineral ósea (DMO) es un indicador indirecto de la fragilidad de los huesos. Se cuantifica mediante la absorciometría dual de rayos X de la cadera o la columna lumbar. Los resultados se expresan en desviaciones estándares en comparación con una población de referencia estratificada por edad, sexo y raza. La pun- tuación T se expresa como la desviación estándar respecto a la DMO máxima media de una población joven-adulta sana y la puntuación Z se expresa como la desviación estándar respecto a la DMO media de una población de referencia del mismo sexo, raza y edad que la paciente. Las puntuaciones Z y T se utilizan para las cuantificaciones de la cadera y la columna vertebral. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define una puntuación T de DMO normal como ≥ −1. La osteopenia (baja masa ósea) se define como una puntuación T entre −1 y −2.5. La osteoporosis se define como una puntuación T ≤ −2.5. Debido a la varianza de los valores obtenidos con los distintos equipos comerciales y en diferentes lugares, las puntuaciones T y Z no pueden emplearse como auténticas pruebas de detección, pero son buenos indicadores pronósticos del riesgo de fractura. Cuando estas puntuaciones revelan una densidad ósea baja, puede utilizarse la herramienta FRAX ( fracture risk assessment tool ) en mujeres mayores de 40 años para predecir el riesgo de fractura en los próxi- mos 10 años. Esta herramienta se desarrolló en colaboración con la OMS y puede utilizarse para guiar las decisiones sobre las interven- ciones, incluidas las modificaciones del estilo de vida y el tratamiento farmacológico para evitar o enlentecer la pérdida ósea. El ACOG recomienda la realización de pruebas de DMO para todas las mujeres posmenopáusicas a partir de los 65 años. También deben realizarse pruebas de DMO en mujeres posmenopáusi- cas más jóvenes que tienen como mínimo un factor de riesgo de

osteoporosis (cuadro 2-4). Además, las mujeres posmenopáusicas que experimentan una fractura tienen que someterse a una prueba de DMO para determinar si padecen osteoporosis; si es así, se añade tratamiento para la osteoporosis al tratamiento de la fractura. Algunas enfermedades o afecciones (p. ej., enfermedad de Cushing, hiperparatiroidismo, hipofosfatasia, enfermedad inflamatoria intes- tinal, linfoma y leucemia) y ciertos fármacos (p. ej., fenobarbital, fenitoína, corticoesteroides, litio y tamoxifeno) están asociados con la pérdida ósea. Puede que las mujeres que padecen estas afecciones o toman estos fármacos tengan que hacerse la prueba con mayor frecuencia. Hay que informar a las mujeres sobre los riesgos de la osteopo- rosis y las fracturas relacionadas. Las medidas preventivas adicio- nales incluyen las siguientes: • Consumo adecuado de calcio (como mínimo de 1 000-1 300 mg/día) mediante aporte complementario en la alimentación si las fuentes alimentarias son insuficientes. • Consumo adecuado de vitamina D (600-800 UI/día) y exposición a las fuentes naturales de este nutriente. • Ejercicios de carga y fortalecimiento muscular con regularidad para reducir las caídas y evitar fracturas. • Dejar de fumar. • Consumo moderado de alcohol. • Estrategias de prevención de caídas. La osteoporosis se comenta detalladamente en el capítulo 41. Diabetes mellitus Es un grupo de trastornos cuyo rasgo común a todos ellos es la hiper- glucemia. Aunque no haya síntomas presentes, esta enfermedad puede provocar complicaciones a largo plazo. Lo ideal sería detec- tarla y tratarla en los estadios iniciales. Se recomienda realizar una prueba de detección de glucemia en ayunas en las mujeres a partir de los 45 años y cada 3 años a partir de entonces. El cribado debe considerarse en todos los adultos con sobre- peso (IMC ≥ 25 kg/m 2 ) y con factores de riesgo adicionales como los siguientes: CUADRO 2.4 Cuándo realizar el cribado de la densidad ósea antes de los 65 años Debe realizarse el cribado de la densidad ósea en mujeres posmenopáusicas menores de 65 años si cualquiera de los siguientes factores de riesgo está presente: • Antecedentes médicos de fractura por fragilidad • Peso corporal menor a 57 kg • Factores médicos de pérdida ósea (fármacos o enfermedades) • Antecedentes familiares médicos de fractura de cadera • Tabaquismo actual • Alcoholismo • Artritis reumatoide American College of Obstetricians and Gynecologists. Osteoporosis, Practice Bulletin No. 129. Washington, DC: American College of Obstetricians and Gynecologists; September 2012.

Sección I: Ginecología y obstetricia general

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