9788419284099_Ahmad. Viviendo con Covid_1ed

viii PREFACIO

entre el público en general que no es consciente de cómo la rápida evolución del panorama de las enfermedades infecciosas requiere cambios en las recomendaciones a medida que surgen más datos clínicos y mejoramos nuestra comprensión sobre la patología y la vía de transmisión de una enfermedad. Esto es en particular importante, ya que la falta de mensajes claros y apropiados sobre la necesidad de revisar y actualizar de manera constante los lineamientos llevó a muchos a dudar y sospechar de la exactitud de la información y las directrices emitidas por las agencias estatales y federales. Durante las 2 semanas siguientes permanecí en cuarentena en casa. Aunque por suerte no tuve fiebre alta ni necesité ninguna otra intervención aguda, la enfermedad hizo mella en el cuerpo, y tardé semanas en recuperarme de una tos persistente y de fatiga. Sin embargo, finalmente pude recuperarme por completo y volver al trabajo. A pesar de ser médico y estar formado como psiquiatra, era difícil ser objetivo con respecto a mis síntomas y mi salud en general, ya que escuchar las noticias sin parar sobre este misterioso virus que causaba miles de muertes diarias me provocaba todo menos tranquilidad. Cada día encontraba algo nuevo sobre este virus, el cual parecía afectar a todos los órganos del cuerpo y a personas de todas las edades, aunque el peor impacto se producía entre los adultos mayores y las personas con problemas médicos. No era tranquilizador escuchar que tener un buen sistema inmunológico no es garantía de recuperación, ya que la tormenta de citocinas, que es una reacción inmunológica aberrante e hiperactiva que puede dañar los órganos y llevar a un desenlace fatal, puede ocurrir incluso en individuos por lo demás sanos. En definitiva, vender la idea sutil y no tan sutil de los titulares sobre el virus empieza a afectarte emocionalmente y puede ser una fuente de angustia psicológica, en especial cuando estás en recuperación. Se ha escrito mucho sobre este tema, aunque desde una experiencia personal nada puede aliviar la ansiedad y el temor del impacto desconocido del virus o de lo que el mañana traerá en términos de sus efectos a corto y largo plazo. Es en estos momentos cuando uno reconoce el valor de la compañía y el apoyo social, especialmente de la familia y los amigos. Incluso antes de recuperarme del todo, empecé a investigar el origen, la fuente, la patología y la transmisión del virus, pero pronto me di cuenta de que era como meterse en una madriguera. No tenía fin y, extrañamente, los agujeros seguían ramificándose en nuevas direcciones a medida que profundizaba. Además, empecé a darme cuenta de lo dramático que iba a ser el impacto psicológico de la pandemia a medida que el costo físico del virus iba disminuyendo. Pude reconocer que no era solo la enfermedad, sino que los efectos secundarios, como la cuarentena, el aislamiento social, la pérdida de SAMPLE

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