Química clínica
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CAPÍTULO 2 Seguridad y regulaciones en el laboratorio
Casi cualquier sustancia, incluso las que se consideren ino- cuas, puede representar riesgo de daño para los pulmones, piel, ojos o membranas mucosas del trabajador, después de la exposición a corto o largo plazo, y puede ser tóxica en exceso. Inclusive, algunos productos químicos son tóxicos en concentraciones muy bajas. La exposición a los agentes tóxicos puede ser a través de contacto directo (absorción), inhalación, ingesta o inoculación/inyección. En el laboratorio de química clínica, el personal debe ser consciente de los vapores tóxicos de los solventes químicos, como acetona, cloroformo, metanol o tetracloruro de car- bono, que no provocan irritación excesiva, como el bromo, el amoniaco y el formaldehído. El muestreo del aire o su monitoreo rutinario pueden ser necesarios para cuantificar niveles peligrosos. El mercurio es otra fuente de vapores venenosos ignorada con frecuencia. Es altamente volátil y tóxico, y se absorbe con rapidez a través de la piel y las vías respiratorias. Los equipos para derrame de mercurio deben estar disponibles en áreas donde se utilizan termómetros de mercurio. La mayoría de los laboratorios está eliminando el uso de mercurio y compuestos que lo contienen. Los labo- ratorios deben contar con una política sobre la reducción o eliminación del mercurio y un método para el desecho legal del mismo. Varios compuestos, incluido el formaldehído y el cloruro de metileno, tienen restricciones específicas según la OSHA, que requieren el monitoreo periódico de sus con- centraciones en el aire. Los controles de ingeniería del labo- ratorio y de procedimientos, y los PPE deben ser adecuados para proteger a los empleados contra estas sustancias. Almacenamiento y manejo de productos químicos Para evitar accidentes al manejar estos productos, es impor- tante desarrollar una conducta de protección en relación con los mismos y tener conocimientos completos sobre sus pro- piedades. Esto es de particular importancia al transportar, dispensar o utilizar sustancias químicas que, en contacto con otros productos específicos, pueden provocar la formación de sustancias tóxicas, inflamables o explosivas. Por ejemplo, el ácido acético es incompatible con otros ácidos como el ácido crómico y el ácido nítrico; el tetracloruro de carbono es incompatible con sodio, y los líquidos inflamables son incompatibles con peróxido de hidrógeno y ácido nítrico. Las disposiciones para el almacenamiento de productos químicos dependerán de las cantidades y de su naturaleza o tipo. El almacenamiento adecuado es esencial para pre- venir y controlar incendios y accidentes en el laboratorio. El almacén debe estar organizado de tal modo que cada producto esté aislado en un área que no se utilice para tra- bajo rutinario. Debe mantenerse un inventario actualizado que indique la localización de las sustancias, las cantida- des mínimas/máximas requeridas y su fecha de caducidad. Algunos productos se deterioran con el tiempo y se tornan peligrosos (p. ej., los éteres y el tetrahidrofurano, un éter heterocíclico, forman peróxidos explosivos). El almace- namiento no debe basarse sólo en el orden alfabético, ya que los productos incompatibles, si se almacenan juntos, pueden reaccionar químicamente. Deben separarse para su almacenamiento, como se muestra en la tabla 2.2. Los líquidos inflamables y combustibles, que se usan en numerosos procedimientos de rutina, se encuentran entre los materiales más peligrosos en el laboratorio de química clínica debido a la posibilidad de incendio o explosión. Se clasifican según el punto de ignición, que es la temperatura a la cual se desprende vapor suficiente para formar una mezcla inflamable con el aire. Un líquido inflamable tiene un punto de ignición por debajo de los 37.8°C (100°F), y los líquidos combustibles, por definición, tienen un punto de ignición de 37.8°C (100°F) o mayor. Algunos solventes inflamables o combustibles de uso común son acetona, benceno, etanol, heptano, isopropanol, metanol, tolueno y xileno. Es importante recordar que las sustancias inflama- bles o combustibles también incluyen ciertos gases, como hidrógeno, y sólidos, como parafina. Productos químicos corrosivos Las sustancias corrosivas son nocivas para la piel o los ojos por contacto directo, y para los tejidos de los tractos respirato- rio y gastrointestinal si se inhalan o se ingieren. Los ejemplos típicos incluyen ácidos (acético, sulfúrico, nítrico y clorhí- drico) y bases (hidróxidos de amonio, de potasio y de sodio). Las exposiciones de partes externas de nuestro cuerpo a los corrosivos concentrados pueden causar quemaduras graves y requieren el enjuague inmediato con abundante agua limpia. Productos químicos reactivos Son sustancias que, bajo ciertas condiciones, pueden encen- derse o explotar espontáneamente o emitir calor o gases inflamables o explosivos. Algunos ácidos y bases fuertes reaccionan con el agua para generar calor (reacciones exo- térmicas). El hidrógeno se libera cuando los metales alcali- nos (sodio o potasio) se mezclan con agua o ácidos y puede ocurrir su combustión espontánea. La mezcla de agentes oxidantes, como peróxidos y agentes reductores, como AMPLE hidrógeno, genera calor y puede ser explosiva. Productos químicos carcinógenos Los carcinógenos son agentes causales de cáncer. La OSHA ha publicado listas de carcinógenos confirmados o bajo Sustancia Almacenada por separado de Líquidos inflamables Ácidos minerales Sólidos inflamables Ácidos orgánicos Cáusticos Oxidantes Ácido perclórico Sustancias reactivas con agua Otras Sustancias reactivas con aire Sustancias reactivas con calor que requieren refrigeración Sustancias inestables (explosivos sensibles al choque) TABLA 2.2 Requisitos de almacenamiento Productos químicos inflamables y combustibles
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