La Entrevista Psiquiátrica

Prefacio

En el curso de una carrera profesional de 40 años, usted hará aproximadamente 100 000 entrevistas de diagnóstico. La entre- vista de diagnóstico es por mucho la herramienta más importante en el arsenal de cualquier clínico, sin embargo, el programa de en- trenamiento promedio dirige relativamente pocos recursos a entrenar las habilidades necesarias para su dominio. El supuesto general parece ser que si hace suficientes entrevistas con diferen- tes tipos de pacientes, es natural que desarrolle las habilidades necesarias. Eso podría ser verdad, pero puede tomar mucho tiem- po, y el proceso de aprendizaje podría resultar doloroso. Concebí este manual durante una noche de mi primer año como residente en psiquiatría. Al iniciar mi guardia en el servicio de psi- quiatría aguda (SPA), noté a cinco pacientes en la sala de espera; el residente que me entregó el radiolocalizador de la sala de urgencia dijo que también había otros dos pacientes, ambos con sujeción. En ese momento, sonó el radiolocalizador y llamé al número. “¿Psiquiatría? Habla Ellison 6. Tenemos un paciente aquí arriba que dice estar deprimido y con tendencia a suicidarse. Por favor venga a evaluar [ruido de estática].” Eso quería decir que tenía un total de ocho evaluaciones de diagnóstico por hacer. A medida que la noche avanzaba, mis entrevistas se hicieron más breves. Los antecedentes personales no patológicos eran lo primero por hacer, seguido rápidamente de una examinación for- mal del estado mental. Este proceso en parches continuó hasta que a las 5:00 a.m. alcanzó su absurda, pero inevitable conclu- sión. Mi entrevista entera consistía en poco más que la siguiente pregunta: “¿Ha pensado en suicidarse?” Cuando le di el radiolocalizador de la sala de urgencias a mi colega a las 8:00 a.m. (había dormido 50 minutos, el tiempo de una consulta de psicoterapia), empecé a reflexionar sobre esas entrevistas. ¿Acaso fueron demasiado cortas? (Estaba seguro de que sí.) ¿Siquiera fueron eficientes? (Lo dudaba.) ¿Acaso alguien había desarrollado algún sistema para realizar evaluaciones de diagnóstico que fueran a la vez rápidas y suficientemente exhaus- tivas como para hacer justicia a los pacientes? La búsqueda de tal sistema se convirtió en mi pequeño proyecto por el resto de mi residencia. Rotulé un fólder manila con el título Claves para entrevistas y empecé a lanzar allí pequeños fragmen- tos de información tomados de varias fuentes, incluyendo libros de texto sobre entrevistas, conferencias de nuestros seminarios de los miércoles y conversaciones con mis supervisores y otros resi- AMPLE

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