Bickley. Guía de exploración física e historia clínica_13ed

eSTrUCTUrA Y SeCUeNCIA DeL eNCUeNTrO CLÍNICO

No siempre es posible evitar cometer errores y las simples disculpas pueden ser de gran ayuda. Si te equivocas, puedes decir algo como: “Le ofrezco disculpas por usar el pronombre/nombre incorrecto. No quise faltarle el respeto”. Puede ser tentador exagerar lo mal que se siente por cometer un error, pero eso solo haría que el paciente con el género equivocado se sienta más incómodo e inclinado a consolarlo, lo cual no es apropiado. Establecer una relación con poblaciones específicas Recién nacidos y lactantes. Es obvio que los recién nacidos (desde el nacimiento hasta los 30 días) y los bebés (entre 1 mes y 1 año) no podrán comunicarse como los niños mayores, pero eso no significa que construir una buena relación sea menos importante. Nunca olvides que tener un bebé es un hito importante en la vida de muchas personas; felicita a la familia por el nuevo bebé si es apropiado para las circunstancias. Alienta a los cuidadores a que alimenten al bebé mientras tú estés hablando o antes de que comience el encuentro para ayudar a mantener al bebé calmado y relajado. Esto también per- mitirá evaluar naturalmente unos buenos antecedentes de alimentación. Aunque los recién nacidos no pueden hablar contigo, aún reaccionarán a las señales emocionales y físicas que les transmitas, así que mantén la voz tranquila. Anima a los cuidadores a que carguen al bebé donde se sientan más cómodos durante la mayor parte posible del encuentro. A menudo, es útil comenzar un encuentro con un recién nacido o un lac- tante centrándose en los cuidadores y preguntándoles sobre su bienestar. Esto hace que sea evidente que te importan tanto como su hijo y, por lo general, los ayuda a sentirse cómodos, al tiempo que permite formular preguntas de detección rápidas sobre temas de salud familiar. Niños pequeños y en edad escolar. Los niños pequeños (1-4 años) y en edad escolar (5-10 años) pueden estar entre los pacientes más desafiantes. Los años en edad escolar se caracterizan por el aumento de las sensaciones de autonomía, socialización y curiosi- dad, todas las cosas a las que tú como médico tendrás que ser sensible (fig. 1-6). En el caso de los niños pequeños, puedes entrar en la habitación y encontrar a tu paciente haciendo una rabieta incluso antes de comenzar. La distracción y el manejo del estado de ánimo son esenciales; varias instituciones llegan incluso a emplear payasos médi- cos. 22,23 Comenzar el encuentro desde un lugar de juego es una excelente manera de establecer una relación con el niño y los padres. Afortunadamente, muchos de los hitos del desarrollo importantes a evaluar en este grupo de edad son formas típicas de jugar, es decir, saltar, dibujar, imitar y lanzar una pelota. Comienza el encuentro presentán- dote primero al paciente y luego a la familia. Mientras el niño garabatea, juega con un peluche o dibuja, aprovecha esta oportunidad para obtener los antecedentes de salud de los cuidadores. Cuando sea posible, dirige al niño en edad escolar por la entrevista haciéndole preguntas apropiadas para su edad. 24,25 Debes pedir a los cuidadores que confirmen o expliquen según sea necesario. Un último consejo para este grupo de edad y para los niños en edad escolar es que repases tu “cultura infantil”. Identificar correc- tamente un personaje en una prenda de vestir o una mochila puede hacer maravillas en tu relación con un niño. Adolescentes. Los adolescentes generalmente quieren ser tratados como adultos y que se les dé respeto y opciones. Por lo general, la parte más desafiante de este encuentro para los médicos es equilibrar las necesidades de la familia y la autonomía del adolescente. Es importante que dirijas las preguntas y obtengas respuestas de tu paciente adolescente y, al mismo tiempo, te asegures de que los familiares y cuidadores se sientan cómodos y que se escuchen sus preocupaciones. A veces es útil delinear esas expectativas al comienzo del encuentro. Hazle saber a la familia que tendrán la oportunidad de hablar contigo; sin embargo, te gustaría saber primero de tu paciente adolescente. Brinda una

Véase el cap. 25, Evaluación pediátrica: desde la lactancia hasta la adolescen- cia , para un análisis más detallado de los recién nacidos y los lactantes, pp. 942-994.

Véase el cap. 25, Evaluación pediátrica: desde la lactancia hasta la adolescen- cia , para un análisis más detallado de los niños pequeños y en edad escolar, pp . 995-1040.

FIGURA 1-6. Establece una relación con el niño y el padre (usado con autoriza- ción de Shutterstock. Por VGstockstu- dio). Véase el cap. 25, Evaluación pediátrica: desde la lactancia hasta la adolescencia , para un análisis más detallado de los adolescentes, pp. 1041-1060. SAMPLE

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U N I D A D 1  FUNDAMENTOS DE LA VALORACIÓN DE LA SALUD

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